28 de febrero de 2009 Con Youssouph de copiloto, tomé a primera hora de ayer la ruta del suroeste para tramitar una charla de esas que promueve el Ministerio de Cultura para acercar a los autores a los centros escolares. Ahora da gusto ponerse en ruta por la N630. Nos acompañaron el mejor Leonard Cohen a todo volumen y el delicioso sonido del cantante senegalés Youssou N’Dour contrapunteado por mi You con una traducción simultánea absolutamente divina. Por el camino disfrutamos del vuelo de las cigüeñas, de algunas bandadas de gansos, de la majestuosidad de las múltiples rapaces con su vuelo sosegado haciendo tirabuzones en las térmicas, un par de garzas blancas como despistadas... y la esencia de la tierra negra que por allí se llama Tierra de Barros... Los viñedos, que flanquean la carretera en el tramo que corre desde Mérida hasta Almendralejo, sugieren una riqueza nueva abrigada al amor del vino cuidado. Llegamos a Almendralejo casi sin darnos cuenta. Aparcamos junto a la plaza de
Bitácora de Luis Felipe Comendador