¿Qué quieres que te diga, Tierra?... si no soy caballo que paste tu manto verde, ni baya madura a la que acojas para hacer esa cópula del humus... si no soy el topillo que te horada ni el cóndor que se te precipita en el abismo... si ni siquiera sé ser el eco que devuelves a mis oídos breves cuando grito... ¿Qué quieres que te diga?... si ni charco siquiera puedo serte después de los monzones pequeñitos de cada primavera... pero estoy sobre ti constantemente, telúrico animal casi sin sombra que a veces se arrodilla para escuchar tu ser voluptuoso... Me enseñaron a negarte demasiado temprano, a ser de lo banal con reincidencia, a no tenerte en cuenta, equivocado, para creerme inmortal sobre tu cáscara... y fue más importante el vidrio recién soplado que el cuarzo cristalino, los metales fundidos que tu lava, el plástico sintético que la aérea piedra pómez... fue más importante la mano que el poderoso rasgo de tus fallas... ¿Qué quieres que te diga, madre Tierra?... si ya sé que yo apena
Bitácora de Luis Felipe Comendador