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Mostrando entradas de octubre 17, 2021

Carta a la mamina.

Mi querida mamina, ya más de un año sin tus besos, sin tu preciosa mirada y sin tu sonrisa, que eso duele, mi chica, no imaginas cómo duele. Hoy te escribo para ponerte al día de cómo van las cosas, las nuestras y las de todos. Lo más importante es que sepas que tienes una bisnieta nueva que se llama como tú y que ha heredado muchos de tus gestos. Sé lo que te gustaría tenerla en tus brazos y lo imagino con rabia cuando la tengo en los míos, aunque sé que es parte del hermoso tesoro que nos has dejado, y eso me consuela. Mario ya está grandote y muchas veces se acuerda de ti y pregunta, aunque no entiende muy bien que alguien al que quieres y que te quiere desaparezca de pronto. Es muy vivo mi niño, y no es pasión de abuelo, te lo prometo, y siente una atracción especial por los fenómenos naturales y por los barcos. Los demás estamos bien, mi niña. Papá quedó bastante tocado cuando te fuiste, pero luego recuperó y ahora es mi compañero de trabajo, como siempre lo fue. Viene todos los d

Así me entreno a veces...

Cuando no llega el impulso creativo, pero crecen las ganas como hormigas interiores, y hay comezón poética, suelo hacer un ejercicio de ritmo dejándome llevar por la música interior y escribo cosas como ésta:   No lúmela solga, no alún ni merova siquiera, no glame duloso que adile la bluga, no dier, no mesila, no culna moleva.   Si murna la prona se aluma el moebo como las galunas, como el mul deteso, como ruma ampala, como siel ureno.   No culna moleva, que el sico fereno mestiba la humna y ayema el poemo.   Sé fiume acosalo, sé fiume y tusedo que lo fiume ausda…   Ausda en doleno.   … Y me quedo con ese ritmo enganchado en la cabeza hasta que, sin más, todo se torne lúcido y acabe apareciendo algo con sentido, con ritmo y con indicio. Entonces todo fluye.   Pues eso, que así me entreno.