Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre 8, 2006

Mihail Lermontov

Hacer como referencia para la propia vida, para suponer que se ocupa un lugar en el mundo –no necesario, pero sí contingente (?)–... Hacer para parecer y terminar siendo la justa lágrima. Nos empeñamos en llenar la vida de cosas y de artificios para autoconvencernos de que la estamos viviendo con cierto provecho, y apenas aprendemos a aceptar el dolor como se acepta el triunfo y la alegría. Debe ser cuestión de educación –ésa que se imparte en las escuelas– el que nos olvidemos casi genéticamente de nuestra fragilidad como habitantes de un mundo inexorable que pasa de nosotros y pasa por nosotros como le da la gana. Y el artificio con el que pretendemos engañar al mundo es al final la causa principal de nuestro fracaso como grupo. Mientras, centramos nuestra total atención en la cosa social olvidándonos del medio y olvidándonos también del pensamiento... Sí, sé que mis palabras hoy son grandilocuentes, que me disperso en temas a los que no atino a acertar ni en su periferia, pero es qu

Hubrecht Duijker

Hago balance positivo porque hoy me duele terriblemente la cabeza, justo desde que desperté, y ni las aspirinas –ya van tres– me atenúan el latido cabrón en mi sien izquierda. Hasta el día de hoy he dado lo que he sabido dar... sonrisas animosas, algún poema con ganas de decir o de gritar, mentiras amables buscando armonía, silencios cómplices... Me ha gustado siempre compartir lo que he poseído y regalar lo que entendía que podría ser más felicidad en otros que en mí. He compartido penas y las he escuchado aunque no me tocasen, he intentado recibir y despedir, acoger y atender a todos mis invitados como mejor he sabido... He rectificado cuando sentí que el error era mío y he pedido disculpas por ello siempre, he intentado ser justo con todos los que me rodeaban y sé que por ello he conseguido enemigos menores y odios absurdos... También he intentado decir la verdad en los asuntos importantes, y siempre lo he hecho de forma pública y sin dobleces –por ello me han acusado a veces de ser

Etty Hillesum

Tres días de silencio preparando una presentación para el grupo de investigación SDLM de la Universidad de Salamanca, y todo ha girado alrededor de la diarística entendida como estética de vida sin otro fin que el gozo personal y el placer hedonista del que suscribe. Ya veremos en qué acaba el asunto. Yo, por mi parte, estoy satisfecho del trabajo que he realizado y espero poder ponerlo en valor a su tiempo. Terminado –o medio terminado, que yo no sé acabar nada–, le paso una copia a Antonio Gutiérrez y él me corresponde prestándome un arrebato fresquito, el «Panfleto antipedagógico» de Ricardo Moreno Castillo, prologado por F. Savater y editado en la colección «Leqtor discrepancias» –ya he comenzado su lectura y me encanta, coño, me encanta. Como opción de reposo, me doy un paseote con el fin de hacer algunas fotos para los calendarios 2007, y eso me sirve para respirar hondo por la incipiente otoñada de la Fuente del Lobo. 76 imágenes para estudiar son el resultado de mi relax. Entre

Lauri Soininen

Cada semana, sin falta no justificada, me da un arrebato dominical y matutino y me zampo dos programitas seguidos de la tele que están entregados a la religión. El primero es una ensalada judía con estética años 50 y el segundo es el famosísimo «Pueblo de Dios» –estética 36– con una tal María Ángeles que presenta muy castamente. Hoy, los judíos han estado más comedidos de lo normal, celebrando una fiesta de rememoración de viajes de antepasados por tierras difíciles –estos tipos siempre atraviesan desiertos, se dejan barba y trencitas y, luego, se ponen a celebrarlo– (felices fiestas, muchachos). El chascarrillo descojonante llegó con la programación católica, cuando la casta María Ángeles entrevistó a un tipo vestido de negro y con alzacuellos que daba nota de un congreso mundial de televisiones católicas. El cuervo dedicó unos minutos a enumerar los pecados mortales de las nuevas tecnologías y todos los peligros que contienen contra la moral cristiana. Cuando se vació de tanto pecado