Me inquieta profundamente estar a solas delante de los dibujos de Aníbal. Los extiendo sobre la mesa de alzado de la imprenta y paseo despacio mirándolos, de la misma forma que se alza un libro a mano. Pasó una y otra vez la vista por los trazos y las manchas que un día hizo Aníbal y siento cómo su presencia invade toda la imprenta, una presencia que es como una pregunta trascendente: «¿Qué haces aquí, Felipe?, ¿para qué pierdes tu tiempo en medrar sobre lo inútil si tienes que crecer en la contemplación y en los sentimientos?»... y me siento diletante, y quiero imitar los trazos y las manchas de Aníbal, y tomo papeles y los derroto con tinta china, con acuarela y con pinturas pastel. Es inquietud y ansia, es ganas de dejarlo todo y abandonarme al trazo y a la palabra sin horarios. Lo que está sucediendo me perturba y me impide trabajar con serenidad en la revista del VII Festival de Blues de Castilla y León, pues cada vez que me pongo al tajo, decido dejarlo en pocos minutos para volv
Bitácora de Luis Felipe Comendador