Uno de los mayores poderes del domador consiste en conseguir una 'fe ciega' de las fieras, llegar a crear en ellas tal dependencia, que no puedan reaccionar desde posturas reflexivas particulares y lo hagan todo por medio de un instinto irreflexivo.
Y también interesa ese poder del domador en la poesía.
Yo, como receptor y emisor de poesía, siempre necesito tener parámetros y referentes, conocer más allá del poema para poder entrar en él con verdad... es por ello que he decidido recuperar una serie de escritos propios, que van alrededor del hecho poético, e irlos mezclando con poemas de mi producción para intentar completar lo que debiera ser un ejercicio de libertad expresiva, pero también una apuesta seria en lo que se refiere a la expresión poética.
Al domador le encanta que las fieras crean que hacen lo que desean, sin saber que hacen exactamente lo que él tiene previsto... sin reflexión no puede existir un atisbo de libertad.
Bang!
ResponderEliminarYa lo dijo René Char: "La poesía es el mundo en su mejor lugar"
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