Ahora mismito truena afuera, llueve con ganas raras. No hace frío.
Ahora mismito truena adentro, lloro con ganas raras. No hace frío.
Se alza el telón lamido… telarañas… y un foco acusatorio me sorprende sentado como el moho en una silla antigua que no importa… tampoco importo yo, inoportuno siempre en el proscenio… al fondo, una película quemada –en blanco y negro– se proyecta en silencio… yo vomito apoyando la frente entres mis brazos… el foco acusatorio languidece y lo que era contraste duro y sable, se transforma en tamiz… entonces hablo mirando fijamente a alguien del público…
“Qué frágil era entonces y qué poco creía en que lo era. Qué hondo deseaba, cuánto fulgor había en mis ojos eléctricos, cuánto charol mi vida, cuánto ébano… pero pasó la iguana lentamente desplomándolo todo… sigilosa, se llevó mi cabello, devoró mi mirada indagatoria, succionó mi sonrisa siempre franca hasta dejarla mueca, chupó mi espalda y corvó todo el gesto de mi cuerpo, trituró mis riñones y orinó en mi deseo hasta agotarlo… como un venado muerto, me retiré al hangar de los vencidos y sopesé un revólver en mis manos, busqué una soga gruesa y hasta intenté un ‘sinaire’ en la bañera… pero no fui capaz… entonces me di cuenta de que hasta Robert Taylor era un tipo vulgar… y no importaba nada que no fuera morir serenamente un día, sin estruendo, sin quirófanos, sin olor a napalm, sin alguien preocupado por el respirador, sin ningún alzacuellos…”
El foco acusatorio se apaga mánsamente… yo sigo como el moho pegadito a la silla… el vómito encharcado se irisa hasta lo negro… al fondo se suceden tranquilos fotogramas: un tren que ya se aleja, unos niños sentados comiendo su merienda, dos jóvenes besándose en un bar con terraza, un gesto Antoni Tapies en un rostro lejano y conocido, unos labios febriles medio desenfocados, Bigas Luna, Oscar Wilde, Fendetestas, la Maga caminando con una hogaza de pan entre sus manos…
Cae el telón lamido.
Visite el ambigú.
Ni un solo aplauso.
Todos mis aplausos, redondos y efusivos, para ti, amigo. No cejes, que tú nos sostienes a unos cuantos.
ResponderEliminarBuenas noches, Luis Felipe Comendador:
ResponderEliminarEnlazo unas escenas de la estupenda película de José Luis Cuerda, y unas sonrisas con
el bandido Fendetestas.
Un abrazo
P.D.: Qué guapo Robert Taylor, y... tú también.
Interesante y sugerente Luis Felipe.
ResponderEliminarUn abrazote. Tino