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Para que no me quede la vergüenza propia de haberme callado…

Viendo los sucesos trágicos que atraviesan el mundo del hombre en estos días, me apetece dejar una breve reflexión sobre ello para que no me quede la vergüenza propia de haberme callado…

 

Las religiones son profundamente dañinas en lo individual y en lo colectivo, en lo cercano y en lo lejano. Siempre basadas en el miedo, en el temor, en la búsqueda constante de un estado de tristeza marcado a fuego en todas sus pautas morales, dirigistas, sometedoras de pensamiento, acodadas con fuerza al dinero y a los grupos de poder que emponzoñan las sociedades desde hace siglos… Por ello, no es peor un cristiano que un judío o un islamista, que son todos malos de raíz, perversos y fieros estabuladores de grupos humanos… Ordenan el odio y la agresión, las más bajas pasiones y la aniquilación de quienes no comulgan con sus mandatos morales. En periodos de paz penetran sibilinamente en las conciencias y procuran que en los poderes políticos y económicos estén sus fieles ordenándolo todo a su exacto gusto… En periodos de conflictos siempre son las ‘partes’ enfrentadas con sus ‘dispuestitos’ a morir y a matar por la causa a la vez que les procuran todo el armamento de destrucción que acumulan en sus arsenales, y siempre para recuperar el control del dinero y del poder, arrebatándoselo al contrario a base de asesinatos y muertes de los ‘que no cuentan ni contarán nunca’ para sus presupuestos sibilinos enmascarados siempre de salvación y vida eterna…

 

¿Qué no?...

 

Mira la historia del cristianismo, la del islamismo, la del judaísmo… Y dime con sinceridad si son historias limpias, si en algún momento mejoraron el mundo del hombre más de lo que lo estropearon.

 

Y los políticos del mundo, enseguidita, arriman el ascua a su sardina poniéndose de parte de unos o de otros para no perder comba como buenos ‘bienquedas’.

 

Pues eso.

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