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Veikko Antero Koskenniemi

A la poesía se debe llegar sabiendo que no va a ser un fin en sí misma, y que sublimarse en ella sin otro interés que el de gozo por el conocimiento que propicia es su mejor valor. Nunca poesía para herir, para encantar, para derrotar, para conquistar... y menos para vender. Siempre poesía para el conocimiento, para la serenidad, para el gozo del sentimiento vivido. No para la autosatisfacción, nunca, sino para el autoanálisis.
En fin, que la poesía nunca debe ser «respuesta»... debe ser «pregunta».

(21:07 horas) Emotivo y entrañable el acto de entrega del Premio Libertad. He sentido el cariño de mucha gente y he visto a todos nuestros muchachos felices por este reconocimiento al trabajo desinteresado de todos durante un montón de años. Confieso que se me puso un nudo en la garganta en el justo momento en que Jesús Márquez interpretó mis poemas y no se me fue ni en la intervención deliciosa de Ramón Hernández, ni en la entrega del galardón, ni en las palabras finales de Jesús Caldera. Miraba a mi colega Juan y se me saltaban unas lagrimillas de emoción, pues han sido muchos años juntos luchando por un proyecto loco y maravilloso, y este reconocimiento nos da energía para seguir haciendo locuras.

Allí estaban Youssouph y Malik, Susana y Lolina, Javi y las niñas de Mario, algunos chavalillos del nuevo MPDL, Blanca y Mariángeles, la hermana de Juan y su moza, su padre –orgullosísimos–, Miguel y Berta con su cuquina chica, Juan Martín Tiedra con señora y sobrinillos, mi familia entera... y el espíritu solidario de Sonia y el Pepe... todos mezclados con calderas, rabadanes, meleros, málagas... y con la gente hermosa de la Agrupación Socialista Bejarana... ¡Mil gracias a todos! Y unas gracias especiales para Ramón, José Manuel y Antonio Gutiérrez (el tiempo nos une siempre, amigos).

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