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Aboul-Qacem Echebbi

Comienza la mañana de buenas maneras, con paquete de la pucelana Fundación Jorge Guillén conteniendo un sabroso volumen de Roberto Ruiz, «Ironías», filósofo emigrante por azares guerracivilinos a tierras americanas –me apetece un montón meterme en su lectura–... Y una sorpresota que viaja desde Jaén, la revista «Paraíso», en la que me complace encontrar en créditos al bueno de Juan Manuel Molina Damiani –tengo ganas de volver a contactar con este tipo especial y valiosísimo–, a Antonio Chicharro, al que conocí en la presentación de mi libro «Sesión continua» y me pareció hombre de fiar... y encontrarme con las ilustraciones deliciosas de mi Abraham Gragera... !Bien por los de Jaén!... Y, de remate, el bellísimo catálogo «Exposição das edições de biblofilia [Menú] cuadernos de poesía» enviado y dedicado por el mismísimo hermano conquense Juan Carlos Valera, una de las mentes más lúcidas, originales y atrevidas de nuestro tiempo. Me alegro de que mi Juan Carlitos favorito se pasee ufano por las calles de Coimbra o corra las «roads» lusas con su deportivo descapotable y su pañuelo de seda al viento.
Cómo quiero yo a este ángel libidinoso y perdulario.

(22:45 horas) Emocionado, porque no es para menos, llego a mi estudio después de recibir una larga llamada de Antonio Gutiérrez para decirme que se ha pasado la tarde riendo a mandíbula batiente con su relectura de mis antiguos «Angelitos negros», una edición de cuentos espasmódicos que realicé en 1997 junto a unos deliciosos dibujos de OPS.
Gracias, amigo, por darme ánimos en este tiempo torcido.
Besos.

Comentarios

  1. Qué habrás puesto en el título que te están leyendo desde la India!

    Maite

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