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Cuando lo que ha de venir se hace imposible.

Otra vida preciosa dejada en la carretera. Esta vez Cristino, un chaval de diecinueve años que tenía aún por vivir todo lo interesante que ofrece el mundo.
Dios es ciego y debe tener bastante mala conciencia [todo a pesar de no existir].
La desaparición de Cristino ha vuelto a traerme a la memoria el rostro de mi amigo Juanito Montero, el del colega Moreta, el del hermano de Iche, el angelical rostro de Antonio Álvarez Maíllo… y, con ellos, otra vez el miedo traído por los hijos hasta el justo centro, ese miedo irreductible, tremendo, agotador.
Los coches son armas terribles y el personal sigue empastando sus sueños con un capó, con el aire en la cara, con la velocidad como signo angustiado de libertad o huida.
Mi fuerza entera para los padres de Cristino, mi tristeza entera, mi sensación de incapacidad y rabia, mi apoyo para lo que haga falta… porque debemos ser para llevar juntos lo que más pese, porque somos colinas y valles, ríos y mesetas… y nuestro final cierto se merece un ‘sigamos’ que acoja despedidas y lágrimas.. y también un lugar donde arder y otro en el que abrigarse.

“La muerte no necesita / abrir ninguna puerta. // Llega y basta.”
‘Foudra-t-il s’en aller sans conaître le mot?’

Un abrazo entrañable, solidario, imperfecto.

•••
ELEGÍA

Yo pido una pasión cada mañana,
una pasión pequeña
e imposible
que me permita arder
por si este día
fuera el de mi final;
y así no irme de aquí
con esa sensación
de lo ya hecho
que agota y desespera,
irme sin completar
para que algo
quede escaso de mí,
por si algún otro
quisiera continuarme
al retomarlo.

El joven cuerpo
espera en su túmulo cierto
que agotemos la brasa
que apenas encendía.
Es un deber llevarla
con orgullo y con fuerza
hasta donde los años
la pueblen de recuerdos.

* Nunca supe romper el frío de una soledad grande, me avergüenzo. Es por esa razón que no sé ir a los sepelios ni a las despedidas.
Queda aquí mi abrazo escrito para toda la familia de Cristino.

Comentarios

  1. Comparto totalmente tu reflexión.
    Ramón.

    ResponderEliminar
  2. Al lado de tu escrito sobre Cristino, pone en un azul cielo: "bejarana no me llores", mientras mis ojos no pueden dejar dentro el río que sale sin que yo pueda controlarlo. En el salvapantallas del ordenador de mi casa, hay una foto de mis hijas con Cristino; ellas no pueden olvidarle y yo le dedico una lágrima cada día y una sonrisa cada noche. ¿Hasta cuándo?. Hasta que deje de doler.

    ResponderEliminar

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