El día promete desde su madrugada: Ganó el ‘Chikichiki’ la preurovisión –ese son dadá casigloriageinor– y seremos la punta de Europa otra vez [somos los mejores en el tratamiento brillante de la ironía] al ciscarnos en toda la música mala con nuestra cosita Sancho… o Lazarillo… o difuntito Matías Pascal. Telemadrid censuró las declaraciones de la valerosa hija de Isaías Carrasco y se ha encontrado esta mañanita con una declaración seria de sus trabajadores denunciando a esa telesperanza que es más vudú que medio… y el personal está yendo a votar sin prisa pero sin pausa [a ver qué sale].
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Somos ‘el superviviente’, por más vueltas que queramos darle, el fruto de una selección cabrona, el resultado del que mató para seguir viviendo, del que se comió las últimas viandas quitándoselas de la boca al más débil, los descendientes del que asoló, violó y quemó… del que no tuvo conmiseración. Ellos fueron los ‘mejores’ de su tiempo desde el punto de vista natural [fueron competitivos –me acuerdo ahora de algunos escritos al respecto de Antonio G. Turrión–], pero desde nuestro punto de vista humanista fueron crueles asesinos, gente sin principios morales… Y no hay más opción que reconocernos como sus descendientes y procesar nuestras vidas en parámetros muy distintos, intentando enmendar [enmendarnos] su uso cruel y categórico de la selección. Sin ellos no habríamos llegado a este ‘nosotros’ en el que se liman las diferencias de uso natural con ‘protección’, con apoyo y con ayuda social… esta circunstancia ha cambiado el protagonismo de la ley de selección por las formas humanistas que hacen al hombre un animal distinto y capaz de sostener un cambio en el trazado de la vida y sus necesidades… pero no está todo hecho, pues aún queda esa memoria genética del ‘salvaje’ latiendo en nuestra genética y aparece con toda su crueldad en demasiadas ocasiones.
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Somos ‘el superviviente’, por más vueltas que queramos darle, el fruto de una selección cabrona, el resultado del que mató para seguir viviendo, del que se comió las últimas viandas quitándoselas de la boca al más débil, los descendientes del que asoló, violó y quemó… del que no tuvo conmiseración. Ellos fueron los ‘mejores’ de su tiempo desde el punto de vista natural [fueron competitivos –me acuerdo ahora de algunos escritos al respecto de Antonio G. Turrión–], pero desde nuestro punto de vista humanista fueron crueles asesinos, gente sin principios morales… Y no hay más opción que reconocernos como sus descendientes y procesar nuestras vidas en parámetros muy distintos, intentando enmendar [enmendarnos] su uso cruel y categórico de la selección. Sin ellos no habríamos llegado a este ‘nosotros’ en el que se liman las diferencias de uso natural con ‘protección’, con apoyo y con ayuda social… esta circunstancia ha cambiado el protagonismo de la ley de selección por las formas humanistas que hacen al hombre un animal distinto y capaz de sostener un cambio en el trazado de la vida y sus necesidades… pero no está todo hecho, pues aún queda esa memoria genética del ‘salvaje’ latiendo en nuestra genética y aparece con toda su crueldad en demasiadas ocasiones.
Hombre, a lo mejor el ·Chiquichiqui· no queda el último porque creo que Irlanda lleva a otro pajarraco (hecho de fieltro y guata)
ResponderEliminarUna pregunta ¿puedo?
Alguien me puede explicar por qué varía el número de escaños obtenidos por diferentes partidos, si el porcentaje de votos es el mismo? o también se da: mayor nº de votos = menor nº de escaños. Sé (un poco) de qué va la historia, pero no lo entiendo (y no es ironía, lo pregunto en serio).
Enhorabuena para quien quiera ser felicitad@
(para Vd. Sr. Comendador)
Donce
(los poemas recitados no funcionan, snifff)
Yo tampoco entiendo muy bien eso de los tripartitos, si se supone que es una democracia y gana la mayoría. Misterio político.
ResponderEliminar• La Ley D'Hont.
ResponderEliminarEl sistema electoral español está basado en el principio de representación proporcional y la fórmula D'Hont. Mediante ésta se intenta que cada diputado represente el mayor número posible de electores. La ley electoral "castiga" a los partidos que no llegan al 3% de los votos, impidiéndose una excesiva fragmentación del sistema de partidos. La fórmula D'Hont genera cierta desproporcionalidad, pero parece que en España la magnitud de las circunscripciones tiene un efecto desproporcional mucho mayor.
• Premios y castigos de la Ley electoral española en un supuesto de elecciones anteriores.
La Ley electoral española premia a los partidos más votados en cada circunscripción, especialmente a los grandes. El PSOE, por ejemplo, con un 38,8% de los votos conseguiría un 45,5% de los escaños en el Congreso, y el PP, con un 34,8%, consiguiría el 40,3% de los escaños. El partido más castigado sería IU que, con un supuesto 9,6% de los votos, sólo lograría el 5,1% de los escaños ya que, en muchas circunscripciones pequeñas, queda excluido del reparto de escaños. Los nacionalistas, que concentran su voto en muy pocas circunscripciones, salen mejor parados.
• El tamaño de los distritos.
Casi todo el mundo piensa que los escaños se distribuyen atendiendo a la proporción de la población que tiene cada provincia. Pero esto no es así de exacto. El sistema electoral asigna un número fijo de dos escaños a cada provincia, excepto Ceuta y Melilla -que reciben uno-, contabilizando un total de 102. Es decir, casi un tercio de los diputados. El resto de escaños, hasta completar los 350 de nuestro Parlamento, sí se asignan proporcionalmente a la población de cada provincia. Este mecanismo genera una desproporción bastante amplia en cuanto al número de votantes por cada diputado.
Pienso que deberíamos probar con el sistema francés.
ResponderEliminarComo en el ganchillo: hasta la segunda vuelta no se ve claro lo que quieres hacer.
Concha.
Donce, los poemas sí funcionan, que lo he comprobado, lo que sucede es que hay ratitos en los que el servidor mp3 hace paradas técnicas y la cosa se atasca.
ResponderEliminarPrueba de nuevo.
Besillos.
Me incluyo entre los que quiere ser felicitado.
ResponderEliminar¡¡¡Congratulaciones!!!
Jesús Majada
"Zenquius, Sr. Comendador"
ResponderEliminarVaya, vaya con la ley d´Hont (no lo había oído en mi vida). Ahora lo que no entiendo es quién engañó a quién para firmar eso! (jaaaja y me quejaba yo!)
Lo que aprende una...
Donce
Voy un poco tardía, pero te cuento sobre segunda entrada:
ResponderEliminarNo estoy demasiado de acuerdo con tu visión de la selección natural.
Creo que lo que entonces primaba era la competitividad con otras especies para sobrevivir y llevarse algo a la boca y espacios para vivir. Supongo que en épocas de escasez le quitarían la comida al bobo del grupo, o se lo comerían, pero como medida extrema en escasez extrema.
Todas las especies necesitan del "otro" de su misma especie para la supervivencia... no la propia si no la supervivencia de la especie. Casi que estoy por subir en el baremo a un magdaleniense y bajar al hombre contemporáneo. Alguna mutación hemos sufrido cuando el hombre mata al hombre por ideologías, las lindes de un prado o por puro placer de ser como Dios.
Y si no, fíjate en las noticias sobre yacimientos prehistóricos: aparecen restos humanos que indican canibalismo, pero también aparecen cráneos con trepanaciones en vida (curativas), lisiados en edad temprana que murieron de viejos...todo esto indica cuidados del resto de la comunidad aunque no fueran "válidos" para ella.
Y sobre los principios morales... ¿cuales son?, ¿son variables según las circunstancias?.
Bueno, no me enrrollo más.
Un saludín.
Concha.