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Cirros de dopamina.


Con orgullo y razones, acuso recibo del "Premio Corín Tellado a la Excelencia Literaria" concedido por el inefable Hugo Izarra [http://www.hugoizarra.blogspot.com]. Espero saber llevar tan alta responsabilidad hasta donde se pueda.
Un abrazo,hermano... eres la hostia.


El día se levantó con algunas nubes de dopamina y un fresquito espectacular, y salí a enfríar mi cuerpo con parsimonia. ¡Mmmmmmm, qué gustito!
•••
Vengo de la prehistoria y estoy agotado de labios y luciérnagas, pues fui momia y demasiada incertidumbre.
Descansé un poco en la Edad de los metales, y fue justo el descanso quien puso el ascetismo en mi cabeza como una disensión de lo trabado. Soy memoria dispersa entre los hombres, y aunque quise que todo discurriera despacio y bien sujeto, las cosas se me fueron de las manos y me quedé en metáfora y un hermoso manojo armas blancas.
Cuando descubrí el fuego, supe que mi pupila dilataba y que existe un insomnio indefinible que agota en su desgana y me hace perder la simetría.
Soy capaz, y eso me ayuda a seguir. Soy voraz, y eso me va eliminando. Creo ser absoluto, y por ello no sé dar pasos atrás.
Déjenme solo un rato y crearé de nuevo la destrucción de siempre.
Soy un Hombre normal sin sus obras completas.
•••
La tarde, de arrugarse la piel [por lo climatológico y lo familiar], sentado al puto borde de la piscina de mi cuñadeta, pasando frío como un pobre y dirimiendo la cosa paellera mientras miraba la cara anodina de mi suegro, que está entre sobrepotegido y pirulín bandera… El asunto fuye que se me marchó el espíritu a otros lugares mientas Julia me decía que si tomaba otro vasito de horchata… se me fue a una casa de putas en Singapur, a un fumadero de opio en Tánger y a una casa de la Plaza Mayor que ha puesto terraza en los soportales a modo de última cena jesucristera, pero con bongos y varios Judas pasaítos [anoto nueva presencia de periquita en inmejorables condiciones de uso y disfrute]. Al volver, paré un poquitillo en el borde de la carretera que lleva a Palomares y me cruzé con todo el zorolerío de chándal y zapatitos de tacón [una llevaba manoletinas verdes], pero hoy no sudaban [cosas del tiempo meteorológico], aunque una sí que lo hacía [me temo que hubo sexo entre los martorrales]. Compré tabaco en el bar/estanco del barrio/pueblo [allí andaba V. M. trajinándose una birra y discutiendo sobre los últimos sucesos servates –como la cosa se encedía, pagué y ni saludé–]. Me fumé tres pitillines antes de que mi suegro me echara el alto con el jodido bastón matamoscas y volví en mí…. ¡coño!, que estaba todavía al jodido borde de las piscina y oliendo la cosa matadera con intensidad [eso debe poner, seguro]… y lo mismo ni compré tabaco ni me fumé los pitillines.
También puede ser que todo fuera una mezcla del aburrimiento imperante y este hermoso picor de pichulina que se me ha venido a la entrepierna con la bajada brusca de los grados, que todo influye… y volví a caer en trance; esta vez había desaparecido el abuelo y saltó la alarma… “¿Dónde está papá?, ¿se ha ido solo?… ¡¡¡A buscarle!!!… andaba el perico en la bodega mirando los juguetes de los críos y se molestó un poco por la videovigilancia filial [a ver si le hacen caso un día y le dejan hacer su vida, que él quiere, coño]… Bocata de queso y a ver a Nadal sudando [qué coñazo el tenis… ni comparación con la soledad], y luego a la camarera de Titanic sentada como una diosa en el suelo [que es el cielo de los camareros, un cielo de hash y faldas largas como los manteos del 59]. No es mala compañía para una tarde zorola… mejor… es divina. Mientras escuchaba su silencio escribía esta entrada casi blues y escuchaba a Boby Dy [sigo sin estar enfadado con él] trabando el “When the Ship comes in” cuando tenía la voz limpia y miraba al público desde el escenario [eran otros tiempos… ¿mejores?… y yo qué sé]. El caso es que la camarera del Titanic atinaba a corregirme con su voz casi religiosa [fe le tengo] e incluso acertaba.
Bah, y que lo dejo aquí y me quedo con mi musa, que es bastante más agradable que dar la plasta con palabras.

Comentarios

  1. The times they are a-fucking!

    (Pasé a pocos metros del señor Zimmerman y no tuvo ni el detalle de salir a saludarme, ¿tú lo concibes?)

    En cuanto a la excelencia literaria corintelladesca, doy fe de que llevarás este premio a los más altos estadios: Desde el Helmántico hasta el Municipal de Palomares.

    No espero menos de ti.

    Un abrazo, artista renacentista.

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