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Hacia lo que está oculto.


18 de enero de 2009
Nos mueve siempre la curiosidad hacia lo que está oculto... de ahí el combustible para seguir cada mañana. Curiosidad hacia el otro, hacia las cosas, hacia los hechos que no nos explicamos... y amamos por curiosidad, odiamos por curiosidad, aprendemos y desaprendemos por curiosidad hacia lo que se oculta a nuestros ojos o a nuestro entendimiento... y también necesitamos la curiosidad y lo oculto porque nos excita su existencia posible o imposible.
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Decía Valéry que “más vale ser amado que ser comprendido”. Quizás esté muy por encima de la comprensión y el amor el ser seguido.
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Soy naïf en casi todo porque no estoy formado, y ser naïf en un tiempo complejo es demostrar mi inutilidad técnica y la incapacidad para ponerme en mi tiempo con solvencia... y encima lo muestro y lo demuestro... ¡estúpido vanidoso!
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Recuerdo ahora unas palabras del amigo Ariel Luque en su blog cinéfilo:. “poesía e imagen... algo así como un misterio”, y me pongo a recordar con cierta cosita Terenci la mirada del gran Antonin Artaud en “La pasión de Juana de Arco” [dura poesía entre cruces], la extraña lírica romántica del gesto pensativo de Musidora [que tanta cuerda dio a André Breton y a los suyos], el ambiente más Poe de “El estudiante de Praga” [puro expresionismo molón y casi Grotz], el contrapunto de miradas hoscas y virginales en “El manantial de la doncella” [lo habría envidiado Isidore Ducasse], la boquita llorona de Hardy en “Quesos y besos” [poesía sincopada del absurdo más cándido], Buster sobre su pony mirando al horizonte en “La ley de la hospitalidad” [digno de Nicanor Parra o del mejor Oliverio Girondo], la Dietrich en “Desiré” [poesía de ojos caídos y piel vuelta]... o todo Lubistch entero.
Veo algunos fragmentos de estas pelis y me tiro a escribir como un obrero, a lo que salga, palada a palada, porque son la hostia.

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