Ir al contenido principal

Creer no es razonable... créeme [tercer día con pinzamientito].


“Creer no es razonable... créeme”... oye, que me salió de pronto este aforismo, justo entre medias de uno de estos jodidos levantarmes de la silla. Parece que vuelvo a estar brillante a pesar de las cuitas de este tiempo de nones [algunos lo llaman mimosería... lo será].
Veamos...
Hay un vértigo de estatua en este dolor mío, un vértigo que pide siesta y longitud, colmenas y pechos como calabazas amarillas para ser mirados. Pestañear no duele, aunque sí algunas miradas de soslayo a lo que dicen mundo... hoy vi una muerte trágica en Irán, unos jóvenes ojos perdiendo su horizonte y un vómito de sangre.
No soy nada, pero siento el dolor, con sus agujas, de esta enfermedad levísima que me amarra en latidos de látigo y me deja como disecado en el lugar más absurdo. Es divertido verme en este rito de mantis religiosa, medio circuncidado –imagino que los recién circuncisos caminan como yo lo hago hoy–, con algo de piedra o de ladera esperando a que la hiedra suba... cojones, si hasta encender un cigarrillo me hace mella y tengo que buscar los engranajes de esta necrópolis personal de huesos...
En fin, que doy risa, que da risa verme como engusanado y perrete, ensalivando cada palabra a pronunciar, midiendo con los ojos cada movimientito, calculando el giro chiquitín de los trocantes y sintiendo cómo se van viniendo abajo los pantalones sin poder hacer nada al respecto [aviso que perdí cinco kilos en los dos últimos meses y pierdo en resbalones de cintura lo que en ella debiera sujetarse], coño, que me voy a quedar en gayumbos de cuadritos en medio de la rúe... y que parezco un páramo, aunque estoy sensitivo y un poquito faltón, y que no aguanto que me digan eso de ‘ve al médico’ o ‘tómate pupitatrozem antes de cada comida’, y que llevo dos corchos en los bolsillos porque me lo ha dicho Isabel [la señora uruguaya que cuida a Ángel] y creo más en ese chamanismo latinero que en la química inorgánica y en el desnudo de Amanda Lear... ¿sera esto un shock o solo que me encuentro sincopado?... ja, pero no dejo de pensar en vertientes y en frotes, en caricias y lametones, en espejismos de labios y en sofocos... y es que uno es eréctil y retráctil, y aunque se note corcho, siempre le sale el lastre del nido encarnado y las corolas calientes... mmm... y vinieron mi You y su Sandrita a cortarme el rollo [‘Felipe... yo quiero poner nombre... Felipe Mohamed... yo quiero así... tú dime...’... me cargo yo a este negro antes del matrimonio]... y me marché hasta casa para tumbarme un ratito a ver el fútbol... pues no... llamó Malick... ‘Felipe... que quiero comprar coche... está muy bueno... pero quiero que tú veas y me digas... ya vio Paco, ¿eh?, y dice que está bueno...’. Y yo, que no tengo ni puta idea de coches, a levantarme con polea del sofá, a volver a montar en el coche como un hombre de Orce y a buscar a Malick para que me enseñe esa joya. Llego. Encuentro a Malick nerviosete y sonriente y me enseña un Renault blanco más viejo que la Tana... ‘está bueno, ¿eh, Felipe?’... ‘tú sí que estás bueno’ –le dije yo–, y me llevó junto a un rumano delgadino que hablaba de dos coches en venta que estaban aparcados en la calle y que decía: ‘ojo, eh, yo no digo coche esté bueno, eh, yo solo doy llaves y tu pruebas y decides... todos papeles en regla, eh, ITV y eso, ¿sabe tú?, ¿no? Todo legal, todo bien sin problema...’ y me daba la risa mientras se me saltaban las lágrimas de la última puñalada en la cintura...
Le recomendé a Malick que hablase con un amigo mecánico para que lo vea y le diga si hace buena compra [le pide el rumanín delgaíno 600 €] y salí por patas a buscar de nuevo el cobijo de mi sofá.
¿Para qué coño querrá el Maliquito un coche?... yo qué sé. Será mejor no hacerse preguntas tontas.
Y vuelvo al piporro vértigo de estatua, a la longitud, a ese estado taxidérmico en el que no soy nada porque no me duele nada.
Me estoy quietino... je, je... así no duele.

Comentarios

  1. A ver, osito de peluche, lo del vértigo sí puede ser serio, es peor que el dolor. Haz lo que quieras (faltaría más) pero debería verte un traumatólogo o al menos, tu amiguete José Luis, pueden ser tus cervicales (lo sé porque a mí me dio un yuyu en Canarias).
    Y en cuanto notes mejoría, hay que escuchar al cuerpo, hay que hacerlo siempre pero mucho más a partir de determinada edad.
    ¡Ay!

    ResponderEliminar
  2. ¡Ah, que casi se me olvida!
    Creer no es razonable. No. Es algo instintivo: se cree o no se cree, es como querer.

    ResponderEliminar
  3. Seguro que quieto haces más que muchos moviéndose...

    ResponderEliminar
  4. Me parece que no es una cuestión de creer, si no de saber.
    ¿Qué hay que te preocupa sobremanera? ¿Qué te da problemas?, más que el sexo o la falta de él :)
    La zona de la espalda está relacionada con varias cosas, entre ellas la preocupación por el dinero, también con la traición, o a uno mismo o a otro u otros. Pero ¿yo no te había dicho esto ya?
    Lo del coche a lo mejor es para darte paseos :) Na, no me hagas caso...

    Aparte de todo eso, si piensas que no quieres que te duela dolerá. Intenta durante unos minutos al día, que sean siempre en la misma hora, que te duela más, mucho más. A ver que pasa.

    Yo ya intento escribir bien, pero mi creatividad siempre está ahí :))

    Un abrazo comprensivo. He estado en las mismas hace bien poquito, y si, estaba siendo deshonesta :( , algo que ya he solucionado, y san se acabo, si...

    ResponderEliminar
  5. Cuidate hermano! Que estamos ya muuu mayores, y deja a mi Yusuf que se ponga Felipe Mohamed, asi él es feliz y perpetuamos el nombre del abuelo. Je, je dile a Malikito que como me toque la lotería le compro el coche que él quiera... Besos y ponte recto, coño!
    Auxi

    ResponderEliminar
  6. Estaba yo de comidita rica en el Castañar (estaría rica, porque Miguel me llevó comida de dieta blanda y así me conformé) decía que estaba yo... y me llegó un tufillo a linimento mezclado con barba y quejíos varios. Me levanté solícita enganchada de ese olor y del quizá reconocimiento de esa figura encorvada de la que salía ese tufillo penetrante. ¡Pobre titiritero roto! Acaso el es-caso caso fue el que me dío la pista de sus males. ¿Ya hablaremos dijo el quejumbroso mortal!, ¿ya hablaremos dije yo! sabiendo como sé que nuestras palabras no se encontrarán fácilmente.

    Te mando mil ánimos escritos, ya sé que no es lo mismo, pero....

    ResponderEliminar
  7. Pues que quieres que te diga!....que me he reído un montón con tus avatares,jejeje ...por lo menos sirven para algo positivo, te doy permiso para que te rías de los mios y que se quede todo ahí y no vaya a mayores. Chao

    ResponderEliminar
  8. ¡Coño, estás vivo!
    antonio merino

    ResponderEliminar
  9. Aysss, a mí me pasa lo que a Mojadopapel... es que me meo cuando te pones en plan guasón!

    Un besito, LF-dolorío! y hasta el lunes (creo).
    Muacc

    Dnc

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Por favor, no hables de mí... si acaso, hazlo de ti mismo...

Entradas populares de este blog

Al Canfrán a varear fideos...

Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t

Los túneles perdidos del Palacio Ducal bejarano.

Torreón del Palacio Ducal con el hundimiento abajo. De chiquitillo, cuando salía de mis clases en el colegio Salesiano, perdía un buen ratito, antes de ir a mi casa, en los alrededores del Palacio Ducal bejarano. Entre los críos corrían mil historias de pasadizos subterráneos que daban salida de urgencia desde el palacio a distintos puntos de la ciudad y nos agrupábamos ante algunas oquedades de los muros que daban base a los torreones para fabular e incluso para ver cómo algún atrevido se metía uno o dos metros en aquella oscuridad tenebrosa y estrecha. Ayer, en mi curioso pasar y por esa metichería que siempre tenemos los que llevamos el prurito de la escritura, escuché durante el café de la mañana que se había producido un hundimiento al lado de uno de los torreones del Palacio Ducal y corrí a pillar mi cámara y me acerqué hasta el lugar. Allí, bajo el torreón en el que se ha instalado una cámara oscura hace un par de meses, había unas protecciones frugales que rodeaban un aguj