En mi vida, como imagino que en la de todos, hay una serie de estéticas e iconos que son capaces de cambiar mi estado de ánimo. Cuando estoy mal y se me viene el mundo abajo, suelo buscar cierto tipo de música, visualizo libros de mis pintores favoritos, leo poemas de algunos autores que siempre mantienen su capacidad de hacerme volver a una mirada positiva del mundo... de todo ello he ido desgranando, a través de los años de mi diario, nombres, imágenes, títulos de canciones... pero hay un apartado al que creo que nunca le he dedicado una entrada exclusiva, y ese apartado es el del antiguo cartelismo publicitario. Cuando me siento muy mal, suelo pillar un libro gordote que guardo en mi estantería de libros gordotes y que está dedicado a la historia del cartelismo con gran profusión de imágenes... allí disfruto visualizando las obras magníficas de Marcellin Auzolle [tiene un cartel de ‘Maizena’ divertidísimo y otro de cerveza ‘S’Nicolas de Port’ que es una verdadera obra de arte], los carteles del ‘Princesse Elisabeth’ o de ‘American Line’ de Henri Cassiers, los trabajos para ‘Campari’ y ‘Cinzano’ de Leonetto Cappiello, los de Marcello Dudovich para ‘Martini’ o ‘Grado’, los magníficos trasatlánticos de ‘L’Atlantique’ y ‘New York’ de Adolphe Mouron Cassandre [me vuelven loco esos dibujos marítimos que copio a veces con vehemencia], las escenas de Kerne Erickson para ‘Branniff Airways’ o ‘San Francisco’... Leon Dupin, Gino Boccasile, Otto Baumberger, Robert Falcucci... toda una serie de artistas grandes que se quedaron en el cartelismo para dejarnos la magia de un mundo más cercano al Paraíso... probad a mirar la cartelería publicitaria de estos tipos cuando tegáis mal rollito... ya me diréis.
Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t
Luis Felipe: esos eran cartelistas, y no los de ahora, que más parecen "carteristas".
ResponderEliminarPreciosos, un gustazo para la vista.
Y es verdad ese serenarte el ánimo si los miras cuando andas un poco chungo.
Cuídate, amigo.
Hola Luis Felipe, me alegro que un navegar por esos carteles te suban el ánimo a mi, esos carteles me han transportado a los lindes de otras èpocas. La mayoría son geniales. Me ha gustado compartirlos.
ResponderEliminarUn saludo cordial
Te cuento, te cuento: que nosénadadenada, que yoquesé, que asíeslavida, que vayaquevaya, que aquínohayplaya, que qué cosas pasan, querido LFC, que quequé, que que que que...
ResponderEliminarson unos carteles fantásticos, desde luego; a mí también me gusta esta estética.
ResponderEliminarbicos,