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Liu E


A primera hora recibí una llamada de Jesús Caldera para explicarme la ausencia en el concierto que ofreció su hermano Juanito la semana pasada en El Castañar, y todo porque en mi artículo sobre el tema para «La Aldaba» hacía notar al final la ausencia del Ministro y hermano. En todo caso, y fuera de la justificación –que no tenía por qué haberse molestado en hacerla, pues ya conocía sus circunstancias por Juanito– charlamos un ratito de cayucos, senegaleses, injusticias e incomprensión. Tiene el colega un tema difícil para el que necesita el apoyo que nunca le va a dar la fachenda, ellos, que son los que los explotan cuando llegan a nuestra tierra, los que se benefician de su trabajo a fuerza de sueldos miserables y jornadas de curro interminables e insufribles...
La política es una mierda, sobre todo cuando enfrente tienes a la bestia queriendo vestirse de cordero y clavando sus jodidos caninos en las espaldas de los hombres justos.
Afirmo aquí, sin pudor, que la labor del Ministerio de Trabajo en esta legislatura es absolutamente brillante, habiendo aportado avances sociales impensables en la época de guarida aznara. El problema radica en que cuando tienes la voluntad y el poder de cambiar las sociedad a mejor, el ciudadano demanda con más fuerza ante la ventana abierta a las mejoras. Mi abrazo para el colega y toda la fuerza del mundo para salir adelante con el empeño de avance positivo en la sociedad española.
El tiempo enmarcará la labor de unos y otros, y yo sé que Jesús tendrá marco repujado.
(15:54 horas) Ando reñido con los artificios de la palabra, casi hasta medio desertar de trabajar con ella, y me llega una hermosa carta de Mª Sol Huerta Niembro acompañada de dos antiguas postales familiares de lectoras. Sus palabras y las imágenes son de un afecto que guardaré en mi almacén de tesoritos... Y vuelvo a la palabra, coño.
(17:21 horas) Yo soy el sí y el no, la cruz en la que clavar al otro y el que deja sin contenido la creación de cualquier dios inventado. En mi mano están todas las soluciones a los problemas del mundo, los éxitos y los fracasos, las miserias y los días de gloria. Yo sé cómo se derrota la imbecilidad y cómo se hacen los líderes, cómo se roba el dinero y cómo se quitan las vidas. Sé armar el caos y desarmar la armonía, sé hacer reír y consigo el llanto con un chasquido de mis dedos, reconozco sin dudar al miserable, al justo y al hombre lleno de dobleces. Si sonrío, el mundo me sonríe; si grito, el mundo tiembla... Pero prefiero quedarme en mi soledad sin mostrar mi poder mientras me sujeto el vientre, que tiembla de las carcajadas que me produce el mundo.
(19:25 horas) Me gustaría poder mirar con todos los ojos, saber de todos los sentimientos y percibir los valores y los contravalores... eso para poder pasar con tranquilidad, sin prisa, al estadio de la filosofía, y así poder enredarme en lo que debe ser con seguridad. ¡Ah!, la seguridad: El mejor valor de un buen filósofo; la seguridad en el proceso y la seguridad en el resultado.
Todo político tendría que haber pasado «cum laude» una vida de filósofo verdadero antes de meterse a la cosa del ordeno y mando.

(23:01 horas) Acabo de llegar de escuchar el pregón de las fiestas de Béjar, a cargo este año del bueno de José Luis Puerto. No ha tenido el amigo mucha suerte, pues el público andaba en la cosa de meterle una pitada al alcalde y eso ha deslucido su discurso. Tengo que agradecerle, en todo caso, que se haya acordado de mí en mi casa, invitado por un ayuntamiento para el que no existo. Muchas gracias, José Luis, pues es en estas circunstancias donde se nota el afecto. Y a ver si para otra ocasión tienes la suerte de un público que no está en otra historia.

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