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Manuel Lara Cantizani

A primera hora llamo al colega Manuel Lara Cantizani para felicitarle por el galardón que ha recibido con su poemario «Piel del invernadero de nieve» en el XXXIII Concurso de Poesía Ciudad de Burgos. El tipo estaba absolutamente feliz y nos reímos los dos de encontrarnos por fin en la misma colección editorial (DVD ediciones).
Espero que lo disfrute.
Curiosamente, me llama Morante –siempre atento– para darme noticia del premio de Lara, y al rato lo hace vía Internet Josep María Rodríguez, con el que hacía mucho tiempo que no cruzaba palabras. Ambos llenos de cariño, lo que me da energía para un ratito.

(12:25 horas) Leo bastante últimamente –eso es síntoma de que no me llega la escritura–, y no sé si lo hago para buscar, para aprender o para ayudar a pasar el tiempo. Lo que sí sé es que no disfruto con mis lecturas, que las fuerzo en exceso y no sé dejarme llevar por ellas.
A veces me creo en estados de ánimos que no corresponden a mi realidad, pero por creerme en ellos se hacen reales. Ahí es donde influyen mis lecturas... leo a Gamoneda y me quedo hundido, leo a García Montero y no pasa nada, leo a Laforgue y me entusiasmo, leo a Nicanor Parra y sonrío...
(22:15 horas) Yo creo que la literatura ya no me interesa, porque ya no accedo a ella con el entusiasmo con el que solía hacerlo en 1998, por ejemplo. Quizás este asunto me esté avisando de que algo anda acabándose por dentro, y lo mismo me pasa con ciertos aspectos de la vida que antes consideraba de vital importancia... el cultivo de la amistad, la valoración del paisaje de mi tierra, el disfrutar de la calle y del bar... Algo se está agotando y presiento que me irá dejando desolado esa jodida falta de ilusión por las cosas que antes significaban pura pasión.
Hace un rato, mientras Magdalena cenaba, le di dos golpecitos en la frente y pregunté: «¿Quién anda ahí?». Ella me miró fíjamente con los ojos vacíos que ya son costumbre para todos los que la queremos, se detuvo un momento y me espetó: «Pantalones, pantalones».
Todo un poema que podría haber abierto la temporada del realismo sucio español con éxito.
¡Puta mierda!
(22:56 horas) ¿Cuál es el interés de este diario? ¿Para qué llevo escribiéndolo desde el 96? ¿Qué he logrado de tantas horas anotadas?
No lo sé.
Empecé con la intención de dejar palabras en las que irme reencontrando, en las que reconocerme... y ahora no sé hacia dónde camino ni por qué tengo estas enormes ganas de acabar. No quería anotar el suceso que ahora contaré, pero, después de pensarlo mucho, creo que debo hacerlo para poder verme en él con distancia: Hace unos días destruí toda mi colección de mujeres leyendo y finiquité el blog que tantas horas de búsqueda me había supuesto (tan sólo dejé vivas un par de postales que me regaló Marisol Huerta, a las que he cogido un cariño especial). Después de la destrucción me sentí muy mal, con unas enormes ganas de llorar, pero necesitaba romper algo muy querido para intentar alumbrar una salida nueva. Se me caía el alma de ver cómo desaparecían ante mis ojos postales antiguas, láminas de arte, affiches de cine, viejos programitas de mano, cartones publicitarios y otros objetos que mostraban hermosísimas mujeres en pose de lectura... pensaba en el tiempo dedicado a su búsqueda por librerías de viejo de Madrid, Sevilla, Valencia, Segovia, Salamanca... con la ilusión puesta en lograr algo que emanara belleza.
Y no ha cambiado nada desde entonces... bueno, sí, que estoy mucho más triste, pero nada se ha activado adentro que me encienda para volver a pillar ilusión loca.
¡¡¡Mierda!!!

Comentarios

  1. A veces toco una obra (yo le llamo obra aunque sea un estudio de 4 pentagramas) muchas veces y llega un momento en el que ya no puedo más y a un período de pasión le sigue otro de sequía. Supongo que tengo suerte por que las obras ya están escritas y es cuestión de buscar otra que me emocione. La curva de la sensibilidad es así, pasa de un 100 a un 50 a un 10 y a un plof...!

    Sólo hay que continuar manteniendo la mano en el hilo un poco más, hasta que éste empiece a engrosarse de nuevo.

    No me digas que no hay esperanza, porque me matas.

    ResponderEliminar
  2. No me puedo creer que hayas destruído esa magnífica colección, pero Pipe, qué te ha pasado? Por Dios! qué pena tan grande siento. Por la colección y más por ti. änimo, compañero, empezarás un camino nuevo y será tan creativo y bueno como las lectoras, pero, madre mía! mira que destruirlas. Es que no me lo pueo creer. Muchos besos, amigo.Mis postales familiares han sido y son para ti con todo mi cariño.

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