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Amar es un acto reflejo.

Mientras suenan los tétricos tambores de la movida turístico/religiosa en el exterior de mi estudio, permanece el eco del sobresaliente concierto que nos ofreció ayer Elliott Murphy en el teatro Cervantes de Béjar. Ojo, un concierto peleado por el colega Miguel Ángel Sánchez Paso [otro sobresaliente, éste ‘cum laude’] a pesar de que otros busquen en el trabajo de Miguel sus vacíos triunfos.
Lo dicho, un auténtica delicia musical que degustamos a teatro lleno, con Elliott absolutamente generoso con un público entregado, bailón y determinadamente feliz. Me encantó ver a casi toda mi generación bejarana entre las paredes del teatro [algunos con el vientre algo sueltillo –debe ser la edad– y sin echarse el detalle de acercarse al excusado para aliviarse… cuatro hedorosos cuescos tuvimos que aguantar los de la fila tres con estoicismo y carita de ataque con gases lacrimógenos]. En fin, la edad tiene estas cosas… pero ni el hedor zángano aquel pudo nublar el éxito del poeta rockero. Yo gocé como un adolescente junto a mi señora y mi niña grande.
Gracias, Miguelón, gracias.
(16:41 horas) La tranquilidad y la satisfacción son quizás las dos metas hacia las que corren los sistemas sociales como enloquecidos. ¿Tranquilidad para qué?, ¿satisfacción de qué o por qué? Es patente que llegar a ambos estados es poco menos que imposible, por lo que los grandes hacedores que ostentan el poder se mueven como locos para que consigamos ambas sensaciones [aunque no ambos estados]. Y todo se basa en la virtualidad y en un ciclo que se devora a sí mismo en el que se crean breves intranquilidades e insatisfacciones que pueden ser colmadas a corto plazo [te plantean la necesidad de tener un teléfono con conexión de vídeo… sufres por no poseerlo, te sientes insatisfecho e intranquilo por su falta… al cabo de unos meses, tu compañía telefónica te lo propicia a cambio de unos jodidos puntos por consumo… entonces estás satisfecho, colmado y tranquilo… mientras nacen otras mil pequeñas intranquilidades que se irán solventando hasta la muerte]… todo con el fin de adormecernos en un jodido y falso estado del bienestar que le viene muy bien a los planteamientos consumistas del capital.
De Tontopoemas ©...


* "Atouch of kindness" de Elliott Murphy

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