Ir al contenido principal

No busco atlántidas.


No busco atlántidas ni quiero trazar puentes indestructibles sobre los mares nuevos… solo preciso un humilde corcho y estar despierto para lo que haya de venir… y quizás un par de cigarrillos rubios.
Mis días son de calles en las que los colores se cansan por las noches, de hombres arrojados a la quietud diaria de un estatismo absurdo, de pan por la mañana y gestos de cansancio por la tarde… mis días son días sin balas, con muertos familiares de cuando en cuando [muertos que solo saben declarar su independencia con la muerte], sin cánones precisos [pero ciertos] y un poco de sudor si no hace frío… mis días son de ensaladas y macarrones y filetes muy hechos, son siempre laterales [sin llegar a ese margen que te muestra el peligro en el abismo], son días sin juicio universal ni cuerpo humano, sin Dios y sin penumbras en su sombra… mis días van sin héroes, tranquilos; discurren lentamente, sin agobios; no saben de un océano existente [porque el monte cercano oculta todo]… mis días son de euphorbias si paseo, de folios y verjuras si trabajo, de horizontal mirada si descanso…

Comentarios

Publicar un comentario

Por favor, no hables de mí... si acaso, hazlo de ti mismo...

Entradas populares de este blog

Al Canfrán a varear fideos...

Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t

Los túneles perdidos del Palacio Ducal bejarano.

Torreón del Palacio Ducal con el hundimiento abajo. De chiquitillo, cuando salía de mis clases en el colegio Salesiano, perdía un buen ratito, antes de ir a mi casa, en los alrededores del Palacio Ducal bejarano. Entre los críos corrían mil historias de pasadizos subterráneos que daban salida de urgencia desde el palacio a distintos puntos de la ciudad y nos agrupábamos ante algunas oquedades de los muros que daban base a los torreones para fabular e incluso para ver cómo algún atrevido se metía uno o dos metros en aquella oscuridad tenebrosa y estrecha. Ayer, en mi curioso pasar y por esa metichería que siempre tenemos los que llevamos el prurito de la escritura, escuché durante el café de la mañana que se había producido un hundimiento al lado de uno de los torreones del Palacio Ducal y corrí a pillar mi cámara y me acerqué hasta el lugar. Allí, bajo el torreón en el que se ha instalado una cámara oscura hace un par de meses, había unas protecciones frugales que rodeaban un aguj