Ir al contenido principal

A vivir, que son dos días...

NATI DE LA PUERTA Y JOANA BRABO

Me lo había avisado Nati de la Puerta... “no dejes de escuchar la SER el domingo a partir de las once de la mañana...”... y al llegar a mi estudio me conecté vía internet a la cadena en directo para saciar la curiosidad creada por Nati... era el programa “A vivir, que son dos días”, dirigido por Lourdes Lancho, y hacía de acompañante parlante mi amiga Nati... la cosa estaba dedicada fundamentalmente a la poesía, pero con cierto tono relajado de verano, no con esas ínfulas que le ponen a todo lo poético los poetas, los propoetas y los parapoetas... y me gustó... participación del público vía Twiter con micropoemas urgentes, frases ingeniosas y divertidas... y una entrevista a Belén Artuñedo con la lectura en su voz de un poema delicioso... la sorpresa personal llegó cuando se refirieron a mí como editor y me llenaron de flores que no merezco... debo decir gracias, muchas gracias, a las tres, a Lourdes, a Nati y a Belén... pero debo explicar que mi suerte son ellas, que yo no soy su suerte en absoluto, que mi suerte es haberlas conocido... y mi privilegio siempre ha sido el haber podido acceder a su afecto, a su amistad y, sobre todo, a ese tesoro de poemas inéditos que he tenido la suerte de poder publicar en ediciones pobres, pero muy dignas [cuando me paro a mirar la nómina de poetas que he editado, juro que me emociono y se me saltan las lágrimas... pues mi pobre trabajo editorial ha sido quizás lo más brillante que he podido realizar en mi vida... y que de cada autor publicado ha quedado un amigo].
Gracias de nuevo y un beso emocionado con abrazo para las tres.

CON ESTHER MUNTAÑOLA, VANESA PÉREZ SAUQUILLO, BELÉN ARTUÑEDO Y JOANA BRABO

Comentarios

Entradas populares de este blog

Al Canfrán a varear fideos...

Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t

Los túneles perdidos del Palacio Ducal bejarano.

Torreón del Palacio Ducal con el hundimiento abajo. De chiquitillo, cuando salía de mis clases en el colegio Salesiano, perdía un buen ratito, antes de ir a mi casa, en los alrededores del Palacio Ducal bejarano. Entre los críos corrían mil historias de pasadizos subterráneos que daban salida de urgencia desde el palacio a distintos puntos de la ciudad y nos agrupábamos ante algunas oquedades de los muros que daban base a los torreones para fabular e incluso para ver cómo algún atrevido se metía uno o dos metros en aquella oscuridad tenebrosa y estrecha. Ayer, en mi curioso pasar y por esa metichería que siempre tenemos los que llevamos el prurito de la escritura, escuché durante el café de la mañana que se había producido un hundimiento al lado de uno de los torreones del Palacio Ducal y corrí a pillar mi cámara y me acerqué hasta el lugar. Allí, bajo el torreón en el que se ha instalado una cámara oscura hace un par de meses, había unas protecciones frugales que rodeaban un aguj