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Arturo

Siempre, a eso de las nueve y cuarto de la mañana, cuando voy a tomar café, se pide una copa de coñac y una cerveza, ambas a la vez, y se sienta tranquilito a ver la tele en un taburete. A esa hora hay siempre un noticiero y suele hacer comentarios en alto sobre los vídeos que acompañan a las noticias... si sale Rajoy con una corbata verde fosforito, se descojona él solo de risa y dice que a dónde quiere llegar ese tipo con una corbata de ‘los chinos’... si sale Zapatero, se arranca con cosas como 'esto no es nada serio comparado con Alemania'... pero hoy fue espectacular, pues al llegar se acercó a mi grupo cafetero y empezó con esa martingala suya constante de que en Alemania todo es mejor, que allí nadie escupe en la calle, que allí no se detiene a ayuntamientos completos por robar, como aquí sucede; que allí te multan solo por doblar los billetes y que todo el mundo saluda y se despide al entrar y salir de cualquier sitio público... y de pronto se arrancó con una carcajada enorme y comenzó a contarnos que cuando trabajó de pintor en Croacia, le encargaron pintar en una carretera el nombre de un bar cercano junto a la bandera de Croacia y repetir esas pinturas hasta la justa entrada al local desde un cruce... pintó todo y de pronto le llamaron a voces algunas personas que pasaban por allí y comenzaron a increparle... él no entendía muy bien el idioma y no sabía qué sucedía, hasta que llegó su jefe y con las manos en la cabeza le ordenó que borrase inmediatamente todas las banderas, pues no se le había ocurrido otra cosa que pintar banderas de Serbia en vez de las de Croacia, que tienen los mismos colores, pero en distinto orden... y se salvó por los pelos de un linchamiento. Y reía como un niño mientras mezclaba coñac con cerveza... “y luego me llamó un payaso para que le pintara al perro... como te digo, al perro del payaso le tenía que pintar yo... oye, y que me quedó de maravilla... fíjate cómo me quedaría, que empezaron a venir de todos los lugares cercanos montones de croatas con perros para que se los pintase... ¡media generación de perros croatas he pintado yo, coño!” y seguía riendo y contando cosas sobre Alemanes pulcros y educados y croatas locos como cabras... le dejé contándoles más historias a mis amigos, pues tenía que empezar mi trabajo del día.
Fue un comienzo de jornada soberano... y todo gracias a Arturo.

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