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Mierda de tarde... ¿quién me mandará leer?



Otro día jodidamente incómodo por lo pinzado del cuerpo, pero otro día para ‘hacer’ en mi silla un mundo mío. Este tiempo de poco andar me ha llevado a leer algunos libros que tenía pendientes de lectura en mi mesa, libros de autores nuevos a los que apenas conozco de unas palabras cruzadas por teléfono o por mail [me envían muchos libros de esta guisa –y, además, de poesía todos–, y no sé si es mi suerte o mi desgracia]. Hoy han caído cuatro y me han parecido mediocres, flojos, sin alma... y lo siento, de verdad que lo siento, pues cada día llevo peor esto de juzgar para otros y no solo para mí.
Se puede intentar jugar con la esencia de la poesía, pero no para descubrirse en un vacío poético propio [o que te descubran en él]; se puede jugar al metalenguaje y darle caña a la semántica enredando con un armado caos, pero no se puede caer en el caos por falta de control y de conocimiento del poema que se tiene entre manos [la poesía ‘es’ para ‘decir verdad’, sea la que sea, agradable o desagradable, bella u horrenda, pero nunca para exponer al ridículo al que la hace]; se puede hacer poesía intertextual, discursiva, polífónica, hermética o descaradamente clara... pero nunca mema; se puede enredar con la poesía referencial, con la irreverente, con la onírica, con la cáustica, pero nunca para quedar en ridículo ante quien asiste al panorama de tus versos; se puede experimentar con una poesía exenta de horizonte, llena de preguntas sin respuesta, con poesía trágica, galante, erótica, pornográfica... pero que nunca hable de tu incapacidad poética.
Se puede ser excéntrico en poesía, pero no imbécil... arder en el vacío, pero no ser el mismísimo jodido vacío... intentar el brillo, pero sin dejarte ver como oportunista... enredar con lo mítico, pero jamás creerte el mito que no vas a ser ni de coña... armar una tensión, pero que tu poema no quede destensado...
El primer compromiso del poeta debe ser con el Universo y el segundo compromiso debe estar atado al Hombre... y nunca escribir para satisfacerse a sí mismo... y menos para intentar satisfacer a ciertas posturas de mercado o a algunas jodidas actitudes... y que tu ‘sensibilidad artística’ crezca en la medida en que te haga sentir un tipo de mierda nada especial.
Que escribir poesía no consiste en acumular versos vacíos... pero tampoco en intentar epatar desde el desconocimiento no asumido y rompiendo con todo como sistema para ocultar toda falta de capacidad y de formación poética.
¡Qué cabreo, coño!

Comentarios

  1. M´encanta cuando te pones poéticamente cabreado...

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  2. Pero...¿y por qué "y nunca escribir para satisfacerse a sí mismo..."? ¿no debería ser ese el primer objetivo?

    Sigo pensando en ello....

    Un saludo

    ResponderEliminar

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