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El fin del mundo y el día de la patrona de Béjar.

"Sauces al amanecer", un estudio de la luz de Emilio Pettoruti junto a mi cenicero.


‘El fin del mundo’, dijo, y se quedó tan pancho... pero a mí me melló, que soy cordado y se me hernian los discos a la altura lumbar... ‘El jodido fin del mundo’, insitió... y empecé a verlo mucho más claro. No, no era cosa de cometas que se avienen, era simplemente que cada uno tiene su fin del mundo y por eso hay millones de fines del mundo cada día... ‘Sí, cada jodido día’, dijo haciéndome eco, ‘pero hay otros fines del mundo que no son muerte ni la suponen, chiquitín’... y quedé como desvencijado por tanto puto fin del mundo retórico y sin retoricar... ‘Es lo que se fue, lo que pasó, lo que se gastó, lo que dejamos pasar, lo que no quisimos hacer, lo que hicimos... eso es, pero también otras cosas, también otras jodidas cosas’... y cuando me predisponía a intervenir con una parrafada intuitiva, una de esas a bote pronto, volvió a hablar... ‘Pero podría no estar hablándote del fin del mundo tal y como tú lo procesas, amigo, podría estar hablando sin el componente de final y con el componente de finalidad, ¿a que eso lo cambia todo?’... flipaba con el perico, estaba como una puta cabra... pero tenía razón y tenía gancho... ‘Mira, hay quien tiene como finalidad vivir del fin del mundo y quien busca el fin del mundo en vivir sin final preciso. También los hay que piensan en el fin del mundo sin valorar el fin del hombre y los que entienden que el fin del hombre es una finalidad de la Naturaleza para no llegar al estado precario que la finalice... y en cualquiera de esos casos, y en otros, dará igual el fin del mundo, el fin del hombre y hasta la puta finalidad del uno y el otro’... y de pronto me visitó, de la mano de mi amiga Marga, un cuadro hermoso del pintor argentino Emilio Pettoruti, una auténtica rareza de ese excelente miembro del futurismo y el cubismo [que en su día levantó queja airada de que Picasso le copió sus arlequines... y es para verlo, amigos]... y pude tocarlo, mirarlo detenidamente y gozar como un crío chico ante sus ‘sauces al amanecer’... luego lo fotografié para dejar constancia de que en mi fin del mundo hay ocasiones de gozo plástico y momentos de verdadero lujo intelectual... soy un tipo con suerte. Por la tarde vinieron a visitarme Fernando R. de la Flor y Fernando Sinaga, con los que tomé una horchatita mientras charlamos del mundo y la carne [quedé con Sinaga en pasar por su estudio para empaparme de su trabajo... y juro que lo haré pronto]. Y así se va desarrollando mi día de fiesta local... mientras la Virgen del Castañar va a los toros, el que suscribe tiene ocasión de relacionarse con el arte medio a solas y gozarlo como un chavalillo.

Fernando R. de la Flor con Standdart en PdT

Fernando Sinaga con Standdart en PdT

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