Por eso de relajar –que los días andan jodidamente torcidos–, me tiré a primera hora al campo para olvidarme de todo en el lujurioso otoño bejarano... el Tranco del Diablo, la Calzada Romana, el Puente de La Malena, las alamedas y los castaños que dan falda a Montemayor del Río... una mañana tirada a solas, bañándome en el paisaje, para intentar buscarme en lo que debo ser y para intentar vislumbrar los rumbos que me piden estos tiempos.
Andaba tumbadito, intentado buscarle las vueltas al puente romano de La Malena, cuando una voz se alzó desde un todoterreno... "¡Niñooo, ¿qué haces?"... era Manolillo Chinato con su sonrisa pirata de siempre, que iba a darle de comer a los caballos que mantiene por esa zona... nos preguntamos por la salud y por las cosas, y cada uno siguió a lo suyo.
Tuve tiempo para pensar las fotos y darle mil vueltas a las razones que separan la estética de la puñetera realidad... quizás el quid de la cuestión radique en volver a unirlas a ambas, la estética y la realidad, para salir de esta mierda pichá en un palo que hoy es el mundo.
Con este feo y raro Otoño que tenemos... que es más bien un final de verano agostado y agotado ¡Qué bonitas fotos has hecho!.. mejoran mucho lo que mis ojos son capaces de ver.
ResponderEliminarBuenos días, Luis Felipe Comendador:
ResponderEliminar¡Vaya fotos, Niñooooooo!.
¿La unión de la estética y la realidad...?
Imposible, como no sea en la naturaleza, que es la única capaz de estos vínculos.
Siempre he oido e incluso alguna vez -tal vez- llegase a decir- : “...pinchada en un palo.”
Por lo tanto, aquí sería ... pinchá en un palo”. ¿Te has dejado la ‘n’ al teclear, o es así como lo decís por allí?.
Un abrazo.