Wert, que pasó de las tertulias televiseras –ese aparato de propaganda tan bien explotado por los diseñadores del dirigismo mediático– a ser (M)inistro (¿de la Iglesia?), se acaba de despachar con que lo más importante para arreglar la educación en España es quitarle el monto ideológico (!) a la asignatura de Ciudadanía, meter un curso más de bachillerato y restarlo de educación secundaria, y hacer más larga la formación profesional... ¿y eso era todo?... Si a este tipo le he visto yo defendiendo de tertuliano la importancia del Latín y el Griego, le he oído sopesar lo de quitar Religión como asignatura, dándole la razón a sus tertulianos oponentes... le he visto explicando cómo se debe bajar el nivel de contenidos a cambio de una educación más práctica... es increíble.
Desde mi cabreado punto de vista, visto lo visto, el único pequeño parche que podría tener nuestro sistema educativo precisaría de ciertas cosas que paso a enumerar para que no se me dispersen:
- Estructurar la educación obligatoria para que sea capaz de ‘fijar’ conocimientos imprescindibles, y cuando digo ‘fijar’, me refiero a que no haya ningún alumno que salga de esos ciclos sin saber sumar, restar, multiplicar, dividir, leer y escribir con corrección ortográfica y expresiva, lo que llevaría a darle importancia troncal a las asignaturas de Matemáticas y Lengua, obligando a que tuvieran un máximo de horas semanales y siempre en horario de máxima atención de los muchachos.
- Descargar las asignaturas de contenidos prescindibles y determinar en los programas qué contenidos son de imprescindible conocimiento y cuáles son accesorios, marcando tal circunstancia a la hora de calificar y dar los ciclos por aprobados.
- Eliminar de la educación obligatoria asignaturas propias de especializaciones o de caminos profesionales específicos (se me viene ahora mismo a la cabeza las asignaturas de Tecnología, Música, Informática, Gimnasia, Plástica...) y dejarlas como opción libre en las horas de menos atención del alumnado.
- Dar importancia no troncal al conocimiento de idiomas, al conocimiento del medio y al conocimiento de lenguas muertas, fundamentalmente el Latín.
- Propiciar en todo momento el desarrollo reflexivo de los muchachos, haciendo que el principio de autoridad del profesor se una al de guía en un proceso constante de ensayo en el que el juego acierto/error resulte base fundamental de la formación.
En resumen, descargar de horas llenas de absurdos contenidos a los chicos, proporcionarles una buena base estructural en los conocimientos de matemáticas básicas de uso común y en el manejo fluido y correcto del idioma y abrirles caminos de forma relajada a los diversos campos que puedan ser interesantes en sus opciones de futuro, sin ridículas imposiciones en el conocimientos de contenidos que no están adaptados a su edad ni a su capacidad, consiguiendo muchachos que al acabar su ciclo obligatorio sean capaces de resolver problemas diarios que van desde el movimiento de moneda hasta la correcta expresión de sus necesidades por medio del lenguaje, chicos capaces de leer un libro sin que ello les suponga un trabajo duro, capaces de conocer los medios de información con los que obtener los conocimientos precisados por sus necesidades o su curiosidad, chicos capaces de desarrollar ideas básicas y con posibilidad real de elección... nada más.
Y el que desee especializarse en algo, que lo busque y se lo trabaje en ciclos superiores, en los que ya sí se podrá entrar en nuevos contenidos... que hay muchos universitarios (me consta, y con tristeza) que no saben escribir con corrección ortográfica ni expresiva y tienen verdaderos problemas si les pones una división y no les dejas una calculadora... por ejemplo.
Y eso.
Veremos más cosas, querido amigo.
ResponderEliminarDan ganas de hacer las maletas, ¿eh?
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo ... tengo una peque de 13 años y no dejo de verlo a cada momento... y los que nos queda por ver como no dejen de toquetear.
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