... y Holmes subidito a mis piernas. |
Fui PAN otra vez, pan de pueblo sin crema solar y con polletes donde pillar la sombra... y degusté el láudano que necesitaba ya como el respirar, un láudano hecho de amigos viejos y nuevos, de conversación calmada y cafés con hielo... y con el láudano volvieron nuevas ganas de hacer y de ser a partir de una pequeñita dosis de olvido de cada uno de los últimos tráfagos.
Volví a sentirme un hombre entre los hombres, y eso debo agradecérselo encarecidamente a Manolillo Ambrosio, a Alegría y a Fabiete de la Flor, que fueron el aliento para este cuerpo lleno de mataduras.
Allí mi Marisol y su Holmes, Urceloco y su lobo plateado, la marabunta gaditana (divinos de atar), Rómar con su musita de blanco, Fernando con su eterna sonrisa blindada –una sonrisa gaseosa y calmante como dos kilitos de Almax–, Victorino, el calvito del bar, las viejillas tejiendo arte en sillitas y Shakira, que me llamaba don Cumen... “Usted es importante don Cumen... deme un beso”... y el espíritu crítico a todo la caucásico flotando por las rachas de viento que llegaban quemando con sorpresa cada frente... y Antonio Gómez, siempre virgen y nunca mártir, enseñándonos que hay un arte de todos y que ser diletante es pecado mortal en su exacta presencia... y Elías con Marino a la espalda... y un Ben Brenan, bastante alpujarrano en estos días, con sombrero de rafia, firmando hiperiones y sonriendo con carita undergraund y Furedi.
Fui feliz otra vez, que ya casi se me había olvidado.
Gracias.
Yo también fui feliz, Pipe, y me gustó muchísimo el abrazo que me diste aún con mi cara de vómito.
ResponderEliminarLa exposición con tus cuadros fue alucinante, estaban sencillamente colocados en su sitio y brillaban.
Muchas gracias por estar y por enseñarte, querido amigo.