... pues reacciona, coño.
Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t...
Las voces del más allá son las de ellos. Las nuestras son las voces del mundo gordo, del mundo bueno, del mundo insensible. ¿Lo es? Nadie se dice insensible, pero la sociedad civil en la que vivimos lo es. Más o menos, según donde toque. Las veces que he contribuído a organizaciones no gubernamentales con una pequeña (siempre) cuota mensual no me ha hecho sentir mejor ni eso ha producido en mí un bienestar inmediato, un estar mejor en el mundo, a salvo de la conciencia, que es una sombra jodida. Duele lo que se ve en el video muchísimo. Y al ver ese dolor piensas en el mundo que nos rodea, con sus vicios frívolos, con sus cuotas míseras de poder, con sus tanques y su banda ancha, con su industria del pánico y su pan y su circo y te da asco. Y ya no sé qué decir más. Seré uno de esos insensibles, al cabo.
ResponderEliminarYo no he podido llegar hasta el final. La música se corresponde con una canción que me enseñaron de niña las monjitas...
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