Ahora que pasó el verano en estas latitudes, se me viene a la frente el fulgor estival de las piscinas, su azul casi imposible de cloro y algicidas, el blop-blop casi sordo del agua en las paredes y las bañistas sin gorro de baño y merienda... entonces, hace pocas semanas, apenas eran nada las piscinas para este gato ciego... pero hoy ya forman parte de la magia del día para hacerme saber que siempre quiero exactamente lo que no puedo tener, y lo quiero como imagen perfecta para mi imaginario desnortado... azules las piscinas y llenas de sirenas con bañadores divinamente escasos, con tirantitos liebres que juegan a caerse levemente, con pies siempre desnudos y llamadas al sol para que creme como una mano diestra las pieles intocadas... azules como unos ojos azules que te miran y no sabes si desean o simplemente miran... y ese protocolo de la ropa... sacarse sin pudor la camiseta, bajarse el pantalón o la faldita, colocarse los pechos en los tersos cazuelos con engaño o sacarse sin más el bañador de la fragua opresora de las nalgas, solo con dos deditos... mm... azules las piscinas y el pelo recogido en moños o coletas, el antebrazo sobre los ojos y el cuello presentado para lamerlo a tientas o llenarlo de flores o de joyas carísimas o de manos incluso... azules las piscinas de lapizlazulí cuando el cuerpo se estira y alza su corto vuelo para romper la calma del agua tragacuerpos... y ser el agua rodeando el volumen y jugar a lo arquímedes en ese más o menos... y los cuerpos mojados, oh dios, empapados y plásticos, subiendo la escalera de acero inoxidable, los cuerpos apretados de agua, enervados del frío pasajero de ese salir al aire, con sus puntas afiladas de pronto, oh dios, afiladas... y el goteo fantástico que sucede sin más entre los muslos mirando a contraluz.
Azules las piscinas que topacian los cuerpos hundidos que se deslizan como cremosos peces imposibles, oh dios, azules como esos ojos tan capaces de ahogar y ser ahogados en saliva reciente...
Pero ya están vacías las piscinas azules o dejadas al gesto de la vida primaria de las algas golosas que todo lo hacen verde...
Despobladas piscinas verdes de los otoños, vaciadas de cuerpos y de deseos cándidos, solitarias por meses hasta que el cielo escampe.
Comentarios
Publicar un comentario
Por favor, no hables de mí... si acaso, hazlo de ti mismo...