Ayer, mientras veía un documental de Greenpace sobre la Antártida, una de las personas que participaban, refiriéndose a una alta reunión de ministros de los países del primer mundo, dijo algo así como: ‘…mientras hablaron de cambio climático y de la necesidad de hacer algo, parecía que todos estaban de acuerdo, hasta que se hizo un silencio y comenzó la política. Entonces el acuerdo se rompió sin más, sin explicaciones de cada voto negativo’. ‘Hasta que comenzó la política…’. Y es que padecemos una casta de políticos infames a nivel global que está sostenida por las grandes compañías, por la banca, por las farmacéuticas, por los sátrapas del petróleo y la pesca a gran escala… Los votamos en un acto de pretendida democracia y jamás sirven a los intereses generales, que siempre debieran ser intereses humanistas, pues tan solo lo hacen en favor de quienes mueven los hilos económicos mientras ‘descartan’ a más de medio mundo y explotan al otro medio. Me parece insultante su desprecio a la
Cada día soy más de la fórmula hedonista de moral que enunció Nicolás de Chamfort y que reza: “Goza y haz gozar, sin hacer daño ni a ti ni a nadie, he aquí toda moral”, y lo soy porque cada día entiendo menos el ‘sacrificio’ personal anudado a los perfiles de sufrimiento, eso del ‘sufro para salvar’ me parece un absurdo propio de quienes pretenden confirmarse –afirmarse– como ‘héroes’. Gozar salvando sería mucho más adecuado, pero, claro, si gozas en el proceso de salvación, lo de ‘héroe’ lo llevas bastante complicado, dado que la heroicidad precisa indefectiblemente del sufrimiento para el gozo. La vida nos pone ante el mundo y nos reclama actitud en el paso. Desde este punto, puedes plantearte se un ‘triste’ y armar tus estrategias como tal, llenándolo todo de seriedad y esfuerzo trabajado (sufrido), intentando así ‘ser’ sin gozo del paso o solo con el gozo del posible reconocimiento a futuro. Por otra parte, puedes plantearte gozar de todo lo que se pone ante tus ojos y hacerlo con