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Mostrando entradas de mayo 25, 2008

Si decidieras buscarme...

Si decidieras buscarme cualquier amanecida, estoy en las arias para Durastanti intentando completar un verso, en el cuadro de Balthus ‘La montaña’ [caminando al fondo a la derecha], junto a Janus Lacinius en la ‘Pretiosa Margarita’ o en la noche saturnal de Isaac Hollandus, en la ‘Geometría Divina’ de Durero, en la canción ‘It’s all over now’ de Boby Dy, en cualquier fotografía de Doisneau, hurgando en el sostén de La Grandisca Fellini o junto al Tío Alfredín, ‘El Puspús’, en las mágicas Aguas Esmaltadas de Manolillo Díaz Luis… Sin embargo, si me buscases en los mediodías, suelo pasarme largos ratos dans le Cimetière Marine, con Valéry… Ce toit tranquille, où marchent des colombes, Entre les pins palpite, entre les tombes; Midi le juste y compose de feux La mer, la mer, toujours recomencé O récompense après une pensée Qu'un long regard sur le calme des dieux! Quel pur travail de fins éclairs consume Maint diamant d'imperceptible écume, Et quelle paix semble se concevoir! Quand

Que te posean...

• ¿Es mejor el placer o el recuerdo del placer? • ¿Hay amor sin utilidad?, ¿y sin reciprocidad?, ¿y sin zoología? • Que te posean consiste en no poder dejar de pensar en quien te posee. • La religión es la respuesta fácil a la imperfección del lenguaje. • Me jode un punto esa tendencia que tenemos los hombres a divinizar el dolor y a satanizar el placer. Si te dueles eres mártir como poco, pero si gozas eres un pervertido [la religión enfanga siempre con estas cosas]. • El valor de Dios reside en la utilidad que consiguen de él algunos hombres. Para mí la idea de Dios es pura inutilidad. • ¿Por qué tendemos a imaginar más importante y mejor lo que no conocemos que lo que conocemos? [en ello se amparan siempre los oportunistas espirituales]. • Mis estructuras biológicas están tan bien organizadas, que son capaces de conseguir que todo en mí parezca espontáneo y hasta azaroso. ¡Qué perfecto soy, coño! ••• La luna se recostaba sobre la camarera que me miraba a los ojos y el horizonte eran

Diez años concelebrados de Salamanca Ciudad Europea de la Cultura

Concelebré el europeísmo cultural salmantino subiéndome hasta el piso alto del Palacio de Anaya y recitando en alto ante una multitud y la noche entrando un poema pagano que trataba de Marx, de Esnin, del viejo general fallecido para gloria del mundo, de los grises aquellos que nos daban estopa, del Campo San Francisco, de aquella Casa Grande donde las vietnamitas tiraban por las noches panfletos incendiarios… pero antes pulí mi voz ronquísima y mi ánimo con una pinta de Paulaner en O’Hara, mi extraña longitud con un gran capuchino en Capitán Haddok, mi espíritu en la hermosa exposición “Pompeya y Herculano a la sombra del Vesubio”, mi hambre en Pan’s & Co., mi estrecha arquitectura interior en las figuras tétricas de la catedral nueva, mi libido mirando al masturbador escondido en la fachada del Patio de Escuelas y mi vergüenza paseando la Plaza Mayor churrigueresca junto a mi hija Mª Ángeles y su perico Adrián. Curado de mis males y de todas mis sacras prevenciones, me subí junto

Pretensiones con intención.

 *El de la foto soy yo, por supuesto, en 1958. • Saber el camino que debes abandonar es más importante que conocer los caminos por los que debes andar. Lo primero es fruto de conocimiento, lo segundo es espacio de posibilidad. • Conocer es aprender a sopesar las diferencias entre los objetos que nos rodean y ponerlas en relación. • El principio suele ser lo último que se alcanza desde el conocimiento. Somos raros de cojones. • El quid de la cuestión radica en conocer para transformar. Nunca solo en conocer. • Podemos llegar a cierto equilibrio si aprendemos a desequilibrar nuestro conocimiento y, por tanto, a hacer trabajar a la mente [que no es física y solo existe si permanece en funcionamiento]. • Adaptarte consiste en buscar un límite y llegar a él para hacerlo tedio y normalidad… y luego buscar otro, y otro, y otro… • Pensar es aprender a elegir. Elegir es crecer desde lo aprendido/aprehendido. • Una señal de que tu mente funciona correctamente es que sabes simplificar. • El dolor

Impertinencias.

• Desde el convencimiento de que soy manejado [por hombres o por fuerzas naturales explicables o inexplicables] es justo desde donde puedo arbitrar mi campo de libertad, que termina siendo el acotado espacio en el que puedo tomar decisiones o tornarme en un impenitente indeciso. La libertad, pues, parte siempre del conocimiento de las cadenas. • También consiste mi libertad en el poder de cambiar el valor de las cosas que me rodean. Decidir, por ejemplo, que el cuchillo de postre es un destornillador, que mi lata de Coke es un arma letal y arrojadiza, que los cordones de mis zapatos son la soga que ahorca… descontextualizar es jugar a ser libre. • Me decía ayer el coleguilla Antonio G. Turrión que cada día se siente menos capacitado para enjuiciar lo que le rodea. Lo malo del asunto, desde mi punto de vista, es que enjuiciar tiene que ver con la capacidad de tener respuestas previas, y no me gustan las soluciones que imagino: 1. Tener respuestas y no someterlas a juicio. 2. No tener re

Se trata de crecer, solo eso.

Sí, está muy claro, se trata de crecer cada día sin conocer la unidad que mida el crecimiento, crecer a pesar de lo patidifuso que se ha quedado Ángel después de su caída, a pesar de que Guille volvió a romper sus gafas como un zangolotino, a pesar de que la tribu vuelve al principio del mal sin haber aprendido nada del anterior doloroso y larguísimo proceso de muerte. Se tratar de crecer como un miembro invisible o como un pequeño arbusto en el medio del prado. Ayer crucé cuatro palabras con un par de noruegos de la peña taurina noruega, que habían venido hasta Béjar para asistir a un festejo y habían decidido cambiar el espectáculo cornúpeta por seis horas seguidas de cervecita en barra. De las cuatro palabras cruzadas, dos fueros suyas y otras dos mías. Las suyas [lavantando los brazos como ramseses]: “felices fiestas”. Las mías [riendo con ganitas]: “felices fiestas”. Y salieron a gatas del bar, riendo su melopea nórdica como con avaricia. Y tan claro. ••• Después de mil azares hos