Hace un par de días recibí la Propuesta de Futuro de Susana Díaz en la que, después de llamarme compañero – a mí, que solo me acompaño a mí mismo–, me habla de la bondad de sus intenciones , y lo hace con una prosa de quien no asistió a clase el día en el que explicaron lo de las comas respiratorias, las concordancias/discordancias y las iteraciones, con un discurso farragoso, además de nebuloso y con un vamosaganar que da mieditis. Para empezar con cierto nivel de credibilidad, lo primero, por lo menos para mí, es que se demuestre la idoneidad con un discurso correcto, como poco, en su ortografía, que ser político no exime de la norma ortográfica, y menos si se aspira a gobernar a lo grande (este grande es espacial, por supuesto). Apunto que la moza no me cae bien de salida –yo siempre me fío de mi primera impresión– y, por tanto, accedo al texto con guantecitos y pinzas, y lo veo vacío de verdad y preñadito de cosas que todos queremos oír –que escuchar es otra cosa–. Pues bie...
Bitácora de Luis Felipe Comendador