9 de mayo de 2009 FEROCIDADES Andaba Isla Correyero por esos días con el encargo de Sergio Gaspar de hacer una antología de poesía radical, algo que rompiese moldes y anunciase pujanza de una nueva forma de hacer. A la chica de “Coño azul” no se le ocurrió otra cosa mejor que convocar a los poetas seleccionados en un adusto convento de Ávila [en el que, como ya puede imaginarse, introdujimos todo tipo de consumibles alucinógenos]. Las reuniones eran absolutamente tediosas, pues a Isla no se le ocurrió otra cosa que intentar poner orden administrativo donde solo existía un caos divino. Intentó test con todos nosotros, concursillos para buscar el título de la antología, lecturas de poemas en grupo que le ayudaran a ponerse al día de aquella radicalidad que apenas conocía, y escuchaba sentada en un sillón igualito al de la peli Enmanuel [solo faltaba el desnudo]. Los poetas íbamos a nuestra bola: absolutamente impresentables, pues nos presentábamos a las sesiones con altas dosis de alcoho...
Bitácora de Luis Felipe Comendador