‘¿Cosiste los lunares en la piel?... ¿a que no? ¿Ves cómo eres?’ COdU no había nacido para coser, claro. Ella no era una mujer normal, ni siquiera se consideraba una mujer, y menos normal. Coser lunares... fíjate tú... coser lunares durante toda la tarde... eso ya lo habría hecho Paul Éluard copiando a Tzara, o quizás Dios en su sexto día creativo... no, ni mucho menos... COdU pensaba siempre en que quería ser la aguja, pero una aguja como un estilete o como un cuchillo traicionero. ••• Un día de higos, eso quería COdU, un día de higos y orejones amarillos, de mareos después del chaparrón y los paraguas... todo para poder decir con ganas: ‘¡Qué mal está todo, qué mal, coño!’. Porque a COdU no le gusta que algo le parezca bien. ••• Si una recta... ya la hizo Pitágoras un día de verano. Si una manzana... Newton. Si una frase ingeniosa... me suena de Marcuse o de Tagore. Si un gesto... el mismo de Dalí. Si un silbido... es de Mozart. Si un poema difícil... me suena de Valente... COdU a...
Bitácora de Luis Felipe Comendador