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Mostrando entradas de marzo 4, 2012

'Saluberrima Anathomica' (a mi madre).

Otra vez postrada, como un ninot de carne que no quiere saber de ese fundido a negro de las pelis antiguas, rota por la mitad y tan entera como un fruto reciente, doblada de dolor y sonriendo a esa blonda de gubias prequirófano que han de blandir las manos de algún médico. Lee revistas 'Semana' si no duele o se acuerda de Dios cuando le aprieta... luego dice...' Vaya la que he liado, todos fuera de casa por mi culpa '. La quiero como nunca... Dios no tiene vergüenza (si es que existe).

Apuntes de mi cuaderno de marzo.

La ley natural sirve a los intereses del estado tal como lo ven los neoliberales. Todo lo mitológico procede del miedo... quizás estemos asistiendo al nacimiento de nuevos mitos. Nos gobiernan con eufemismos para intentar convertirnos en eufemismos... pero al enfermo le duelen sus heridas. Me siento expulsado del sistema, y no sé si es culpa mía o de la educación que me dieron mis padres, y no sé si es bueno o malo para mí, aunque sí sé que siempre es malo para mi entorno. Por una parte, mis padres siempre me inculcaron cierta sumisión a las normas (los padres siempre hacemos eso con los hijos por no sé que prurito sistemático que ataca a los padres), pero por otra parte me enseñaron que hay que pelear por lo que consideras justo y denunciar lo injusto donde sea y como sea. Siendo sumiso con el sistema eres un derrotado... y defendiéndote contra el sistema, ya llevas la derrota en la frente. No sé. ‘La memoria siempre se alía con el olvido’ (J.B.). Me gusta leer poesía, sobr

Mi casa... mi madre....

Me gusta cerrar los ojos y volver la vista atrás... el escenario es un piso familiar acomodado en un edificio de los años sesenta, la primera posesión grande de mis padres, una posesión que les costó quince años de trabajo común en una pastelería y miles de horas vendiendo por las casas mantas para el invierno a plazos de cinco duros semanales... mi madre era como unas castañuelas (lo sigue siendo para su suerte y la de quienes la rodeamos) y le hacía contrapunto a mi padre, siempre ocupado con sus cuentas, sus cobros y sus pagos, sus inventos mercantiles y sus miles de problemas pequeños que se resumían en un problema enorme. La casa era más un almacén en el que se vendía de todo y a cualquier hora, y yo era el habitante más especial de aquel piso estrechito con un enorme balcón corrido mirando al monte de El Castañar. En aquel escenario, que para mí era absolutamente mágico, guardaba mi pequeña biblioteca, una colección de bichos metidos en alcohol, un microscopio de color qu

Saprótrofos.

'Decirlo todo en una línea, eso es lo que quiero', me decía Josetxo mientras fumábamos un cigarro tras otro en el frío del patio de su casa... 'decirlo todo en una línea de trazo limpio, porque los hombres tendemos siempre a emborronar'... y se admiraba del Tàpies capaz de pensar cosas como esa... decirlo todo en una línea. Y volví a casa con el runrún de aquella frase que J. pronunció mirándome a los ojos como buscando exactamente en los míos esa jodida línea... y la frase se instaló en mí para que me percibiese como un tipo saprótrofo en la constate eterna de consumir la materia orgánica de las ideas de otro... y es que J. también lo había hecho, J. también estaba siendo saprótrofo con Tàpies, que seguro que también lo había sido en toda su vida con cualquier cosa que tocase su percepción... y me puse a hacer líneas únicas sobre papeles y cartones, líneas que a veces me resultaban obscenas por no ser mías, y me decía: ‘una línea siempre es una copia de otra líne

Todo termina siendo lo mismo.

Los jóvenes de mi generación pensamos durante mucho tiempo que nuestros padres eran gente simple (en el concepto más benigno del término)  y que en ellos había cierto asunto maniqueo venido de no trabajar con ideas complejas porque, entre otras cosas, debieron utilizar su vida en hacerse a sí mismos, en montar una casa con sus comodidades y en mantenerla a base de trabajo rudo y constante. A nosotros nos gustaban más las penumbras que los contraluces, las zonas intermedias llenas de complejidad y muy dadas a múltiples matizaciones... ellos eran de ‘esto, esto y esto’, mientras nosotros abundábamos en el ‘quizás/quizá’, en lo sugestivo, en lo cambiante a base de reflexión estúpida. Con el tiempo nos hemos dado cuenta de que todo era lo mismo y que su camino directo llevaba al mismo lugar al que hemos llegado nosotros... y todo para que ellos estén mucho más satisfechos de sus vidas que nosotros de las nuestras.

No sé...

Esta foto tan chula me la hizo el sábado mi amiga AJO en el mercadillo solidaro. No sé si fueron las primeras mentiras o que aquel colegio de piedra sobre piedra tuviese un pórtico de cemento pulido, aunque creo que fue más lo segundo que lo primero, ya que todo lo visual siempre ha marcado mi vida (y eso que creo que a un hombre siempre le forjan sus mentiras). El caso es que crecí sin una habitación en la que guardar mis secretos y con un hambre constante que se calmaba a media tarde con un par de ‘pestañas’ de chocolate ‘Elgorriaga’ y un buen trozo de pan blanco... lo demás estuvo hecho del ‘Pumby’ y el ‘Jaimito’ en el primer tramo de edad, y de los ‘TBO’ y los ‘Capitán Trueno’ en un tiempo posterior, aunque no mucho... también tenían mucho que ver los colores de las rejas y los barrotes que cerraban todo mi mundo en una cárcel blanda a primera vista, una cárcel que ha ido tomando dimensión con el paso del tiempo hasta dejarme esta sensación constante de grilletes en las ma

Mmmm... mi viejo Nikkor AF de 28 mm

Recuperé una vieja óptica Nikkor de 28 mm 1:2,8 que compré en el 78 y la monté en la D90 para salir a flipar en la noche bejarana... y estoy aún levitando a un metrito del suelo.

Apuntes de mi cuaderno de febrero

“La existencia condiciona la conciencia” (Marx). Escribo fundamentalmente para obtener un impulso de la lengua. Uno acaba despreciando las imágenes omnipresentes, aunque sean impresionantes. Lo que pertenece al pasado termina siendo bueno aunque hubiera sido terrible. Todo lo reiterativo hay que eliminarlo... seguro que es propaganda. ¿Por qué el pasado siempre me resulta más atractivo que el futuro? Ahora te sientes culpable tanto si estás en el sistema como si lo combates... así no se puede. El mayor dolor es sentir cómo tantas cosas son capaces de dominarme a diario. Hablar con el tipo de Hacienda para aminorar el daño de una deuda, poner en marcha la alzadora, montar los libros en exposición para un mercadillo o  hacer una lectura de poemas es para mí lo mismo, pues soy yo mismo antes y después... pero escribir o dibujar si que tiene que ver con la modelación de mí mismo... así, lo otro no es importante para nada, para nada... y es que mientras escribo o dibujo vivo e