Leo mis últimos poemas en fase rem [los poemas, claro, no yo] y les aplico, como siempre, esa estragia deconstructiva que aprendí hace unos años de la lectura de Jacques Derrida, buscando las diferencias que existen entre el significado de las palabras que he utilizado y lo que en la realidad representan. Es un trabajo que me encanta y con el que disfruto mucho, pues descubro en mi proceso expresivo un montón de situaciones metafóricas que yo había anotado en primera instancia como justa realidad. De la deconstrucción obtengo riqueza de significados y suelo encontrarme con gratísimas sorpresas. En este proceso es donde empiezo a tomar consciencia del valor de mis poemas y, sobre todo, de la dosis de indicio y de potencialidad que contienen. Muchos parecen radicalmente distintos a mi mirada después de haber pasado el cedazo deconstructivo, ello a pesar de que apenas hago cambios sobre la idea inicial. Es ahí donde aparecen las lecturas estratificadas de un poema que a primera vista trat...
Bitácora de Luis Felipe Comendador