24 de enero de 2009 Cuando elevo la voz para hablar del mundo, no hago otra cosa que proponer mi mundo y contraponerlo a otras visiones individuales o colectivas. Y ni mi mundo es el todo, ni los otros mundos a los que me enfrento son un algo tangible y establecido. La idea emergente contra la idea imperante... dos irrealidades que solo pueden sostenerse en parámetros de poder. Yo pronuncio el mundo para intentar tomar algunos de sus fragmentos para mí, pues sé que si tramito en absolutos fracasaría siempre... busco inercia de conocimientos ajenos que me hagan intuir la posibilidad del mundo que preciso para mí, y desde ahí camino entre sombras, medio a ciegas... así me asumo y me consumo, creo crecer y mermo, intento hacerme y me voy deshaciendo. Y todo es fragmentario, incompleto, y todo queda, como este texto sin pies ni cabeza, posado en donde nada puede sostenerse. Sé, en todo caso, que vivo en un descenso... un descenso vital, un descenso social, un descenso político y un descens...
Bitácora de Luis Felipe Comendador