Otro día jodidamente incómodo por lo pinzado del cuerpo, pero otro día para ‘hacer’ en mi silla un mundo mío. Este tiempo de poco andar me ha llevado a leer algunos libros que tenía pendientes de lectura en mi mesa, libros de autores nuevos a los que apenas conozco de unas palabras cruzadas por teléfono o por mail [me envían muchos libros de esta guisa –y, además, de poesía todos–, y no sé si es mi suerte o mi desgracia]. Hoy han caído cuatro y me han parecido mediocres, flojos, sin alma... y lo siento, de verdad que lo siento, pues cada día llevo peor esto de juzgar para otros y no solo para mí. Se puede intentar jugar con la esencia de la poesía, pero no para descubrirse en un vacío poético propio [o que te descubran en él]; se puede jugar al metalenguaje y darle caña a la semántica enredando con un armado caos, pero no se puede caer en el caos por falta de control y de conocimiento del poema que se tiene entre manos [la poesía ‘es’ para ‘decir verdad’, sea la que sea, agradable o ...
Bitácora de Luis Felipe Comendador