Me tomé mi tiempo de viaje buscando un par de horas libres para pasear algunos espacios salmantinos antes de recoger al bueno de Fernando R. De la Flor y al coleguilla Aníbal Lozano… Mirada discreta a la Casa Lys [tan de Aníbal Núñez…], paseo por el puente romano, ratito en el jardín Ibarrola, itinerario del puente modernista y lujuriosas miradas al río Tormes. Y un frío cabrón que se me metía en los huesos y que lo hizo todo más plástico… un café, unos minutos de espera y encuentro con mis amigos para continuar el viaje sobre un asfalto de palabras y recuedos A. N. [con nota emocionada de Aníbal Lozano sobre la última novela de Tomás Sánchez Santiago, con anécdotas deliciosas de A. N., con paradiña meona, con buen rollo y mucha complicidad]. Y Zamora estaba divina, llena de mujeres con botas altas de cremallera y pechos generosos [A. Lozano lo describe como si comiera pastelillos de crema], bañada en una cosa modernista que me traía a los ojos hermosísimas imágenes de Tamara de Lempic...
Bitácora de Luis Felipe Comendador