“Por fin he cargado un horno. Después de estar toda la mañana intentando conseguir que me facilitaran un horno para hacer una precocción a 900º C, me cedieron uno que está tan viejo que ni ellos mismos lo utilizan. Cargarlo fue una aventura en la que participamos varias personas, pues las placas no entraban y tuvimos que ingeniárnoslas para colocarlas en diagonal, con el riesgo que eso supone, sobre todo cuando el barro está seco, pero no cocido. La situación era surrealista: una fábrica llena de hornos y la imposibilidad de utilizarlos. Cada sección de hornos tiene un encargado al que hay que convencer, a veces lo consigues, pero llegada la hora de la verdad te cuenta un cuento ‘chino’ y utiliza cualquier absurda excusa para que tengas que desistir. La historia se repite una y otra vez. Supongo que hoy cocerán, ya veremos. Por la noche, nueva excursión a Fuping. Descubrimos nuevos lugares y nos dejamos timar en un par de locales. Pagamos precios europeos, nos reímos de nosotros mismo...
Bitácora de Luis Felipe Comendador