Con el viaje recién cumplido, vuelvo a tomar posesión de mi espacio como con avaricia, porque ya he aprendido que lo que más me gusta es ‘volver’. Salí tan temprano como se le antojó al despertador del Barça que los Reyes Magos le echaron a Guillermo este año, pues no quiso sonar a la hora prevista y el asunto me torció un poquito el orden de salida. No importó, porque siempre me gusta ir sobrado de tiempo a los sitios y logré despertarme y acicalarme a una hora que no implicaba un retraso importante. Muerto de sueño, arranqué mi coche a la vez que encendía el primer cigarro del viaje [fue un viaje de humo y soledad acompañado por el último disco de Sylvie Vartan repitiéndose durante 543 kilómetros]. Y amaneció en Sevilla con la jodida incertidumbre de si tenía que pillar la salida hacia Granada o la que indicaba dirección a Córdoba. Escogí bien [la de Granada], pero no estuve seguro hasta que me detuve en una gasolinera cercana a Estepa. Desde allí, camino franco hasta el hotel HUSA d...
Bitácora de Luis Felipe Comendador