Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de septiembre 7, 2014

...y aguarda...

Dibújame tu paz en las arruguitas gestuales de mis ojos… o tus guerras pequeñitas, que da igual si es tu mano la que traza… posa tus dedos como labios en mis mejillas y deja que deslicen como culebrillas nerviosas por mi rostro… mírame fijamente mientras tanto… a los ojos, en los ojos, con los ojos… y aguarda. La costurera del cuadro ‘Los paraguas’, de Renoir, me mira preguntando, casi me taladra mientras le da lo mismo la lluvia y se recoge el vestido con una elegancia inigualable… es un rostro perfecto en el que me detengo con mucha frecuencia, un gesto dulcísimo y quizás algo triste, pura belleza que golpea y busca toda la pasión que contengo… que me miren así todo el día es lo que quiero y que el resto no exista, como el atento caballero que busca en el cuadro la atención de la chica… algo parecido me sucede también con ‘La chiquita piconera’, de Julio Romero de Torres, o la mujer de ‘The dream’, de Tamara de Lempicka… Mírame como la costurera de Renoir, como la piconer

Sin dientes.

Mis cuatro incisivos superiores saltaron por los aires en 1972… estaba jugando un partido de baloncesto y, en un salto, me hicieron la cama y caí de cabeza, quedándome sin esas cuatro piezas dentales tan necesarias con catorce años. La verdad es que entonces fui un héroe entre mis amigos, pues aquella circunstancia de lucha en la zona por atrapar un balón le aportaba a mi accidente cierta historia épica que sonaba muy bien entre los muchachos… ¡Joder, Pipe, qué cojones tienes!, me decían… y yo me sentía fantástico, a qué negarlo… pasé varias semanas sin dientes y sin vergüenza por no tenerlos (gracias a la admiración que aquello produjo) y tuve que hacer múltiples visitas a varios dentistas que le proponían a mis padres soluciones diversas a mi melladura… al final, me llevaron a la mejor clínica de la época en Salamanca, a la clínica del doctor Terrón, que me sacó los restos de las cuatro piezas y, en varias sesiones, me colocó un puente sujeto por dos aros de oro a mis caninos