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Mostrando entradas de marzo 23, 2008

Sobre el amor bucanero y una addenda sonetera para Sinda [solo porque le gustan mis sonetos].

Idea del amor bucanero [proceso individual de obtención de placer por los sentidos]: Buscar siempre el botín pensando en tu exclusivo gozo físico, estético y psicológico [enredar las miradas con predisposición lasciva propia, buscar cómo se abren las aletas de una nariz perfecta como signo de aceptación y deseo, indagar en la voluptuosidad de los labios, quedarse con un gesto completo de la cara cuando arma una frase silenciosa de deseo no forzada, deslizar los ojos por el cuello en torsión, robar en el escote las curvas que se aprietan intentando una intersección imposible de circunferencias presupuestas, imaginar la eréctil orografía de los senos en la camisa posada sobre ellos, robar carne entre botones, aprovechar el agacharse para tomar medidas y matices de caderas y nalgas, de cintura y cerviz; buscar los vértices marcados en el pantalón justito y averiguar ropa interior en tal paisaje, disfrutar en silencio un caminar, blondar el desnudo bajo la ropa puesta, indagar los lunares

La inercia.

Si hay algo importante en la vida y, por tanto, en la literatura y el arte, es LA INERCIA, el dejarse llevar por las situaciones y los hechos, por las sensaciones y las ideas que ya masticaron otros sin poner demasiadas trabas, sin zancadillas. Y es que de la inercia se suele sacar más y mejor partido que del engolfarse en impulsos propios y en buscar esa cosa narcisa del sentirse original y primogénito [de primer gen]. Desarrollarse en lo que se está desenrollando, aprovechar la fuerza ya gastada por el otro para multiplicar la nuestra y así mejorar en potencia y ahorrar en bocanadas y en sudor. Y ser consciente de ello y estar presente en lo que es propio dentro de lo que es común, diferenciándose y a la vez asumiendo el aporte exterior sin sonrojarse ni ocultarlo. Y luego no olvidar al chavalín, dejar que siga viviendo adentro y que siga saliendo al exterior por los ojos y por las manos, no olvidar a ese crío imprescindible que debemos ser siempre mientras nos vamos indefiniendo, el

Solo es cuestión de aplicar la lógica constitucional, ¿no?

Hermosa foto con Urceloy gracias a la mano de José Antonio Rodríguez Álvarez © Ahora que ya pasó esa fiebre cristera de pasos con vírgenes lloronas, jesuses a la guantanamera [de Guantánamo, por supuesto], romanones vestidos de romanos y cofrades descalzos a lo KKK… pues que me da por tomarme un cafetote con mi ‘architecte favoritous’ y el jodío me proporciona una idea molona para chungarme de la Iglesia [mi hijo dice ‘inglesia’] sátrapa y mojicona. Veamos: como empresario pequeñín hube de cumplir en su día las mil y una consideraciones que me fueron solicitando las diversas administraciones para poder abrir mi negocio al público, osea, baños femeninos y masculinos, vestuarios con duchas determinados por sexos, insonorización completa y carísima, cuartito estanco para residuos tóxicos, alarmas de incendio y robo, materiales no fungibles, salidas de humos y otros vapores, proyecto eléctrico visado y sellado mil veces, botiquines por doquier, extintores a gogó, salida antipánico franca p

El regreso del Paraíso

Volver a la normalidad del curro es respirar de nuevo. Ya se van vaciando las calles y esto vuelve a parecerse al paraíso. Lo disfruto. ••• Acuso recibo de “Tierras altas”, del amigote Fermín Herrero, editado por Hiperión… y con carta adjunta golosa, hermosa, chula… [mil gracias, Fermín]. ••• ME DAIS MIEDO, MUJERES… Me dais miedo, mujeres, ya mayores, que tan solo supisteis en la vida ser jóvenes y bellas, divertida pasión de los varones predadores. Vuestro mejor valor fue ser crueles con tipos como yo, siempre apocados por la mala fortuna que los hados nos dejaron por multa y aranceles. Me dais un miedo atroz, porque al gastaros, llegada a su final la impar belleza, os queda solo aquella crueldad como una mueca horrenda, y el amaros –lo digo sin reparo y con tristeza– resulta un ejercicio de ansiedad. © luis Felipe Comendador •••• El paraíso es atigrado y tan divino como la adorada Filis… en él ya no se cubren los hombres con pieles, porque tienen tejados bajo los que mostrar su des

Siempre fui de botones.

Siempre fui de botones, nunca de cremalleras. Botones en los abrigos, en las cazadoras, en las chaquetas, en las camisas, en los pantalones, en los calzoncillos… botones para el gesto divino de desabotonar e ir descubriendo. Ellos forman parte de mi vida y de mi creación y yo pongo siempre las condiciones…. Eso es importante, sí, que el creador ponga siempre las condiciones sobre todas las cosas y luego juegue con la esperanza a sacar algo de jugo, que al fin y al cabo solo es mantener viva la llama cada segundo (?). Salí a la calle un ratito para respirar y me retorció el frío [ha bajado la temperatura un montón de grados hoy]: “¡¡¡Ora pro Novalis!!!”, grité al cielo, y se me vino la comida de ayer a la boca [patatas rebozadas, hornazo con chorizo y tarta de torrijas]… me dije: “Dios está hoy puñetero… serán los clavos”, y busqué el abrazo de la ropa, y me subí el cuello de la chaqueta hasta tapar medio rostro, y volví a mi refugio calentito, que hoy es paraíso artificial. Ahora ponen