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Mostrando entradas de junio 24, 2007

La imaginación necesita visionarios. Pagaría bien.

Es curioso cómo nuestra imaginación resulta ser siempre mucho más pacata y corta que la realidad que nos espera. Tendemos a marcar el tiempo imaginativo con la calidad real de nuestra corta existencia y sumarle un poco más, sólo un poquito más… No tenemos en cuenta el maremagnum de generaciones y locuras que nos han ‘hecho’ hombres modernos y dominadores del escaso medio que pisamos, la cantidad de muertes y vidas pasadas en un multicolor tragicómico, las enconadas ideas absurdas llevadas a su máximo, la estupidez de grupo y la preclara inteligencia de contados individuos. El hombre mata al hombre, viola al hombre, engaña al hombre, sojuzga al hombre, juega con el hombre… y de ello va resultando un avance increíble que aclara a pocos y aliena a casi todos. Y seremos otra vez la gloria, y volveremos a ser decadentes, y volveremos a pasar miseria, y cercenaremos otra vez cada uno de nuestros miembros, y oleremos la sangre y la carne quemada otra vez, y haremos algo mágico de nuevo, y sab

Contraste con mariscos.

Gripado de mariscada [que yo no estoy hecho a estos lujos] celebré a Pedro Cubino por su cierre de cenobio molón [el colega lo deja porque hay que subir escalones o bajarlos, que nunca se sabe en la vida]. El caso es que se estiró de miedo el tipo en la celebración y reunió al más heterogéneo grupo jamás imaginado [casi todos gente de vino y rosas] alrededor de una mesa encharcada de buen vino y mejor cava, y alumbrada por toda esa fauna marina que es rara de ver y difícil de comer para los neófitos como el que suscribe. Se inició el acto con franca misoginia, pues el mentado se excusó ante la santa de un asistente que había confundido la última comida con la Ùltima Cena y se quiso otorgar el rol de Magdalena que sugirió Da Vinci en su homónimo cuadro. La mandó para casa con mucha educación y comenzó el festejo [lástima de los rímmeles gastados, del ´rouge by lipstick’ y del rato con peine delante del espejo… En fin…]. El pregetsemaní contó con avezados vendedores de esos caldos que do

Minlongas cambioclimáticas.

Me asombra la permeabilidad humana a la manipulación mediática, que domina al individuo hasta tal punto, que consigue elevar a la calidad de realidad cada uno de sus inventos, creando corrientes de opinión que pasan de un segundo al siguiente, como si nada, del pánico a la euforia y de la euforia al pánico. Escribía hace unos días sobre la nueva falacia mediática que supone el cambio climático, falacia que ya ha calado con tal profundidad en el sistema que hasta los más reputados gobiernos del primer mundo andan en la cosa de arbitrar medidas globales para ir calmando a las masas que ellos mismos, con sus medios, han soliviantado. Yo me pregunto… ¿Dónde está la trampa?, ¿qué buscan ahora los grandes capitales para seguir en su progresión geométrica de acumular dinero y bienes?… si hasta mi cuñao Antonio, que es un tipo sumamente inteligente, ha caído en esa red ‘cambioclimática’ con sus cositas de que cada día somos más [en mi pueblo empezamos hace unos decenios con 19.000 habitantes y

El perturbador imaginario de Javier quizás esté en mí.

Me perturba enormemente mirar el blog de mi amigo Javier [http://jgriobo.blogspot.com], porque intuyo en él una fuerte carga de dolor y de tristeza… esas imágenes a pelo que contienen frío y soledad allá por donde se las mire, como un mundo en ruina que alumbra fantasmas sin esperanza. Javier siempre tuvo algo de eso en la mirada, ya desde niño, algo perturbador y trágico que ha sedimentado en mi memoria de forma clara y que ahora vuelvo a ver en esas imágenes sin texto como en sus ojos y en los de su hija. Recuerdo sus manos también, expertas en tocar la bola basketera con una magia extraña, sudorosas y blandas, amigas siempre… y su sonrisa impenetrable e inteligentísima. Ahora, después de tantos años de distancia, no me gustaría conocer de nuevo a Javier, sino reconocerle tal y como está en mi imaginario, con su fobias y sus miedos, con aquel respeto al padre que siempre me tenía entre asustado y admirado, con su calidad de hermano para lo que fuese, con su espíritu crítico y esa ilu

Recuperar la utopia.

Yo conozco el tempo político porque lo viví con intensidad ya hace unos años y sé que es un tempo cabrón y voluble, traicionero y contradictorio… un tempo que no tiene nada que ver con el tempo real en el que nos movemos los hombres de paisano. El tempo político se mide en unidades de riesgo a veces y en unidades de oportunidad casi siempre. Su calidad es el “ya, como sea” y su consecuencia está totalmente abrazada al no y al sí, nunca al quizás. En ese tempo se vive fundamentalmente mal, pues su desarrollo combina la inexorabilidad con la falta de aire presupuestario y, a mayores, con la decisiva emoción de no defraudar a los que ya parten con el presupuesto de ser defraudados. La única medicina que conozco contra el mal del tempo político es contar con un proyecto sólido y bien estructurado en plazos rígidos, un proyecto que llevar a cabo a pesar de los pesares y sin despistarse ni un ápice de la línea marcada. (12:15 horas) Siempre he pensado en el progreso como en una trampa select

Paquito... tan de nosotros siempre...

Estuvo mi Paco Ortega, ‘tan de nosotros’, paseando con su sonrisa la perla roja. Vino el colega a verme desde el merengue que lleva siendo Madrid desde hace días y comimos rechulo en el Cubino con la corrobla cipriana y mi Ricardo fiestero. Hablamos de la ciudad, de su futuro, de la fuerza que viene… tan necesaria, de sembrar con razones raíces largas y del afecto exacto que nos reúne. Tocamos sin querer a Jesús Márquez, cartero eventual que canta a ratos; hablamos de Sabina y de Wyoming, de Jeager y del buen Amancio Prada… Trotamos la ciudad sin estridencias, con sonrisas abiertas al futuro, y vimos que en el centro de la nada hay algo que nos une aunque sea tarde. Se fue y me prometió volver ya mismo con su jopo de fiesta y sus canciones, que siempre se resuelven en delicias. Fue perfecto el encuentro, entre otras cosas, porque Paco es experto en ser amigo. De Tontopoemas ©...

Aquellas crías de fascista...

Durante los veranos del primer quinquenio de los setenta hacíamos excursión andando hasta Candelario para pasar allí las tardes con un bocata y cruzar miradas con los veraneantes, que entonces [casi como ahora] provenían de Madrid y Extremadura y pertenecían a esa clase franquista de funcionarios del Movimiento Nacional [nacional]. El pueblo estaba entonces tomado por la OJE [Organización Juvenil Española], que tenía/mantenía ‘cuartel’ y campamento estables. Cualquier propuesta de subida a Candelario venía siempre dada por la siguiente frase de cualquiera de los colegas de mi pandilla: “¿Subimos a ver a las crías de fascista?”. Los niños OJE eran todos de un rubio oxigenado, con el pelo liso en su mayoría y siempre iban repeinados al uso alemán, con la nuca afeitada y la raya marcadísima a la izquierda de sus cocorotas [paradojas de la vida, con la raya a la izquierda]. Siempre sonrientes, con su impecable uniforme lleno de signos bordados e insignias, echaban larguísimos partidos de f