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Mostrando entradas de diciembre 30, 2012

¿Qué trepana?

Por la tarde me enfrasqué en volver a la palabra como sea (llevo ya varios días de vacío y duele)... y me busqué en ese azar magnífico que es la escritura automática, que tantas veces me ha servido para los empezares. ¿Qué trepana la musa?... ¿cómo? No es colirio, pero encierra lepantos en sus ojos de azufre, cadáveres flaquitos en sus labios de crema, ancianos persas en sus cabellos líquidos y una punta de lápiz en su voz de pantera... se afila por las noches y dibuja en mi centro colibríes rizados que vuelan sin moverse frente a mis ojos lánguidos... luego muda, harta de ser crisálida, y echa vuelo indeciso hacia todo lo incierto... y el viejo sigue como la muerte, al acecho... y obstante hoy no es obstáculo, ni plétora supone exceso alguno... como silbar... y yo juego a exprimirla con los dedos, con los ojos cerrados, con las uñas lamidas y dañadas... juego a sacarle el jugo como a una fruta nueva... y rezuma vasitos de licor, claraboyas altas, espejitos de plástico, dim

Cincuentaycinco...

Cincuentaycinco y como arañado en este ser de fruta escarchada en que me he convertido... pero frutal al cabo. Hago cuentas e infiero que he tenido de casi todo y que en el fondo he hecho lo que me ha dado la gana mientras el que apaga la luz me ha presentido siempre en sus manos como un pez escurridizo recién sacado del agua. Cincuentaycinco y esta piel arrugándose no acaba de ser signo de nada. Cincuentaycinco y ya perseguido por la banca, por la Hacienda Pública y la Seguridad Social, por Orange y hasta por General Electric, que no es moco de pavo. Cincuentaycinco e intentando arreglar vidas mientras la mía se retuerce por no desarreglarse en un ‘del todo’ cabrón y miserable. Cincuentaycinco y aún me puedo mirar en el espejo sin avergonzarme de mi desnudo ni de mi mirada. Cincuentaycinco y con más ganas que nunca de mandarlo todo a la mierda y comenzar de nuevo otra historia, peor o mejor, pero otra historia. Cincuentaycinco sin ser aún Pacquiao, pero intentándol