Venido de las Indias [de El Perú exactamente] y reposado el trago tras unos meses largos de sazón, leí mis apuntitos de viaje y me volví a empapar de las imágenes que me traje [físicas y mentales] con el fin de buscarle el jugo al tiempo que allí pasé e intentar encontrarle ese valor de vino curado y noble. Mi sensación ahora, más que antes, es de auténtica deuda [y grande] con esas gentes buenas que allí dejé y con todo el legado de desmanes que aún duran en el librar los días entre el mundo de aquí y el de allá. Me propuse con ganas leer de una tacada la “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” de Bartolomé de las Casas [tengo una edición viejita de Sarpe que me regaló Marisol en una de sus visitas a Béjar], con el fin de conocer un poquito el daño que se hizo [daño por el que aún se reclama en aquellos lares, y no sin razón]. Copio algunos fragmentos del libro para quien apetezca saber algo del asunto y no lo haya leído: “ ... Suplico a Vuestra Alteza lo resciba e lea co...
Bitácora de Luis Felipe Comendador