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Mostrando entradas de junio 27, 2010

Lectura terrible de Bartolomé de las Casas y un ruego encarecido de perdón a toda Latinoamérica

Venido de las Indias [de El Perú exactamente] y reposado el trago tras unos meses largos de sazón, leí mis apuntitos de viaje y me volví a empapar de las imágenes que me traje [físicas y mentales] con el fin de buscarle el jugo al tiempo que allí pasé e intentar encontrarle ese valor de vino curado y noble. Mi sensación ahora, más que antes, es de auténtica deuda [y grande] con esas gentes buenas que allí dejé y con todo el legado de desmanes que aún duran en el librar los días entre el mundo de aquí y el de allá. Me propuse con ganas leer de una tacada la “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” de Bartolomé de las Casas [tengo una edición viejita de Sarpe que me regaló Marisol en una de sus visitas a Béjar], con el fin de conocer un poquito el daño que se hizo [daño por el que aún se reclama en aquellos lares, y no sin razón]. Copio algunos fragmentos del libro para quien apetezca saber algo del asunto y no lo haya leído: “ ... Suplico a Vuestra Alteza lo resciba e lea co

Día de músicos amigos

A veces pienso que me gustaría ser como Salinger... vivir encerrado inventándome palabras, enloquecer en defensa de mi intimidad, escribir hasta perder la noción del tiempo y el espacio, beber mi propia orina y crear un universo paralelo, privado y loco... y también hablar hacia afuera desde la boca de alguno de mis personajes [Salinger lo hacía por boca de Holden Caulfield, el protagonista de ‘El guardián entre el centeno’]. Y me gustaría ser como Salinger porque comparto algunas circunstancias vitales con su alter ego... siempre he sido un tipo que no sabe lo que quiere y que nada me llena, me he sentido incomprendido en largas etapas de mi vida, he sido un alumno mediocre, he criticado con acidez el mundo hipócrita con algo de cinismo, he sido sarcástico y rebelde, he sentido profundamente deprimente mi vida cotidiana... y tengo una hermana muy madura y un hermano muerto [el mío murió justo al nacer]... lo malo de todo esto, lo peor, y quizás también lo mejor, es que ando corrigiend

Mareíta roja bejarana

Los disgustos deportivos de Cristiano Ronaldo son la alegría de España en estos días, que son días de fútbol, a falta de otras cosas que propicien sonrisas y ganas de celebrar. Vi el partido aguantando mi constante sensación de gafe y lo disfruté, como un montón de gente de mi pueblo, y salí a compartir la alegría [me hacen falta bañitos de sonrisas y euforia desde hace meses... aunque sean de fútbol] a la Plaza de España acompañado de mi vieja Nikon [llevaba un objetivo largo de poca luz, pero no importaba]... la plaza estaba cerrada por la poli y el personal se amontonaba en los alrededores mientras los coches pasaban pitando y ondeando banderas nacionales... y no sé de dónde salió el grito, pero de pronto sonó un ‘todos a El Regajo’, y la masa comenzó a moverse lentamente hacia esa zona bellísima de Béjar donde se dilucida desde hace muchos meses un asunto enconado entre un vecino y los jóvenes de la ciudad... y me animé a seguir a la masa con el fin de buscar alguna toma curiosa...

Pescados muertos...

Pescados muertos, con los ojos abiertos, en el mercado de abajo... y cangrejos que mueven sus patas con cierto presentimiento de agua hirviendo... y que recuerdo a mi madre en los días de paella, haciendo aquella magia de lo rojo que me hacía llorar por los cangrejos... jamás pude comerlos, pero me encantaba verlos sobre el arroz amarillo... las gambas eran otra cosa, siempre han sido otra cosa... nunca sentí lástima por las gambas, ni por los langostinos... recuerdo que mis únicas oportunidades de comer gambas caían en la terraza del desaparecido bar Sol, cuando a mis padres se les ocurría que tomásemos juntos un piscolabis, que siempre venía acompañado por una ración de gambas al ajillo o por una de calamares a la romana... los langostinos eran de otro nivel y solo se podían comer en la bodas, justo antes del cochinillo asado... había mujeres que llevaban una bolsita y la llenaban de langostinos para llevarlos a casa y tener arreglada la comida del día siguiente... eso a mí me daba v

Como los muros de Abancay...

Como los muros de Abancay, ensamblados en seco en un ardor ciclópeo, o la ‘Neue Sachlichkeit’ [esa objetividad divina y dadaísta de George Grosz... y Otto Dix]... ejemplos de la corrupción de sistemas que dejan huellas tan nítidas como el retrato de la perodista Sylvia von Harden con las medias arrugadas y caídas a media pierna, con la mirada flaca y el justo don de la estupidez en su boca pintada de rouge, embutida en un vestido rojo de mantel italiano... ¿qué pensaría la muchacha con gato de Balthus de esa Sylvia hecha pura realidad y absoluto modelo de su tiempo?... como el ‘Sueño y mentira de Franco’, del Picasso de guerra, o los ‘Ojos en el calor’ de Jackson Pollock... ¿qué pensaría de ellos la mujer desnuda del ‘Nunca más’ de Gauguin?... El mundo son los labios pintados por Man Ray, pero también los happenings de Kaprow o las líneas tiradas de Mondrian... y también es la costra acumulada en un cuerpo agotado de un lugar sin agua... ¿Arte o vida?... yo qué sé... Mientras Alemania

Javier Bauluz

Leyendo ayer la web de periodismohumano.com, que dirige mi admirado amigo Javier Bauluz [‘El Bala’], me apeteció de pronto buscar en mi cajón de los tesoritos algunos restos físicos de mi relación con el colega y su gente asturiana [Juanjo y Toño Barral, Pepe Colubi, Braulio García Noriega –TS Norio–, Miguel Munárriz...]... enseguida encontré lo que andaba buscando... un cuadro con paspartout negro enmarcando una telefoto enviada a EFE por Bauluz durante enero de 1988, que muestra a un palestino intentando derribar un helicóptero judío a pedradas con una honda de cuero... una de las grandes imágenes tomadas por el que fuera Premio Pulitzer en 1995 por su trabajo en Ruanda para Associated Press... el hecho de que las telefotos vayan sobre papel térmico me obligó a retirar de la pared el cuadro, pues la sola incidencia de la luz iba haciendo desaparecer la imagen y el texto que contiene [incluso la dedicatoria que me hizo Javier sobre la imagen]. Yo había viajado a Oviedo para asistir al