Aún con las palabras frescas de José Antonio Sáinz metiditas en las cuencas de los ojos, sus consideraciones sobre la poesía latinoamericana [esas cosas del ‘serme’ y tal], su afirmado gusto por JG de Biedma, su postura ante los peces depredadores de todo en su invasión de ecosistemas [creo era la jodida perca del Nilo –Lates niloticus–, que nos la querían colocar por mero en el restaurante subterráneo donde comimos], sus constantes ironías a lo ‘siempre incendiado y siempre fiel’, a las infraestructuras montañeras de tartera con tortilla de patata, a las fiestas patronales a las cuatro con bocata urgente, a lo de ‘hacerse un triste’ calle abajo, a la ‘poesía violenta’ con sus consiguientes ‘no sé… no sé’, y a la sonrisa siempre puesta en su cara como una corbatita hermosa con cierto fondo delirante… me encantó el colega, y mira que fue solo un ratito, y me llegó cierto olor a valor poético importante en su figura de tono cándido y soltero [me da que debe ser un excelente compañero de ...
Bitácora de Luis Felipe Comendador