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Mostrando entradas de julio 22, 2018

Te invito a desayunar...

Te invito a desayunar, le dije, y se quedó perplejo, como si no entendiera que un tipo como yo, caucásico y primermundero, se acercasé a él sin conocerle y le ofreciera un café con churros. Aceptó con una sonrisa y su cara de hambre troco en satisfacción. Yo pedí un café con leche y un par de churros y él hizo un gesto con la cabeza para pedir lo mismo. Le indiqué al camerero que le sirviera dos porras y volvió a sonreírme. Tardó un par de minutos en beberse el café y envolvió las dos porras con unas servilletas. – Muchas gracias, señor. Yo las llevo a la casa si a usted no le parece mal. Mi esposa no ha comido nada desde ayer por la mañana, solo comió la niña un huevito al mediodía y un vasito de leche por la noche. Les llevo las porritas para que se las coman. Van a ponerse bien felices. Mientras hablaba, el camarero puso sobre la barra una tortilla de papatas recién hecha. Le pedí que hiciera tres bocadillos de aquella tortilla y que me los preparase para llevar. El hombre so

¿Por qué?

¿Por qué mi nieto Mario lo tiene todo y al Chino o a Cucú les faltan todas las cosas indispensables para crecer sanos y felices? ¿Por qué mi nieto Mario tiene futuro y El Chino y Cucú no lo tendrán en toda su vida? ¿Por qué mi nieto Mario tiene los derechos básicos y El Chino y Cucú tendrán que luchar por ellos?… Y los tres sonríen si les sonríes, te abrazan si los abrazas, te quieren si los quieres, juegan contigo felices si tú juegas con ellos. El mundo es una sarta de mentiras envueltas en la doble moral y en un mar de contradicciones, y nuestra responsabilidad como hombres y como humanistas consiste simple y llanamente en apreder a compratir a diario hasta que todo vaya tomando la medida justa –de justicia–. Mi nieto Mario no ha hecho nada especial para vivir mejor que El Chino o Cucú; no ha hecho nada para estar cuidado, limpio y bien alimetado; no ha hecho nada para vivir en una vivienda digna y tener su cunita y su ropa limpia… ¿Qué han hecho mal mi Chino y mi Cuc

TRECE MESES YA

Trece meses ya y Mario se duerme en mis brazos mientras yo ya casi doblo moviendo acompasadas mis piernas para acunarle. Su gesto es de paz, de una paz generosa llena de esa tentación constante de achucharle. Le miro y me siento capaz de lo que sea, de todo, de cualquier cosa. Le miro y me veo acunando a su madre, a Felipe, a Guillermo, pero de otra forma. Le miro y me dan unas ganas incontenibles de reír y de llorar a la vez. Un par de horas antes pensaba en el mundo y sentía con cierto dolor una tremenda constatación de mi bajón físico y mental, de mi incapacidad para agotar a los demás con mis proyectos y mis ganas… Con él entre mis brazos volvió la fuerza, una fuerza inxplicable traída por sus párpados cerrándose, por su deliciosa boca en pompita, por sus manos posadas suavemente sobre mis brazos hechos… Me dije: ‘aún es posible, Felipe’, mientras le pasaba el niño dormido a mi hija para que lo dejase reposar tranquilo en su carrito. Mario es toda mi fuerza y toda mi es

DE BIJARRA A NARRAGONIA.

En este sur del norte conviven como pueden el necio y el tirano, la premuerta y el que murio hace tiempo, el zorolo y el castojosé, el pureta y el zarzuelero lírico de aceituna y somontano frío…, pero ya todos como revenidos, como pasados de edad y hasta de tiempo. El cielo es como aquellos fondos de teatrillo que pasaban a pura manivela y se repetían constantemente, y el decurso político lo trajinan un par de catalinas con ínfulas extrañas y ridículas. La vida en este sur es humillarse a diario o dejar que te humillen, pasar vergüenza ajena cada poco y esconderse a respirar unos minutos donde no huela a incienso. Yo, he de reconocerlo, persisto en mantenerme entre estas ruinas porque hay un nosequé que me anquilosa y, a qué negarlo, un montón de cadenas. Con unos años menos hubiera huido sin más y hasta sin menos, pero en el sesenteo ya está todo trabado y bien trabado. Del roce con los ‘hunos’ y los otros va quedando una pátina de verdín en la piel y en las ideas, una pátina agr

El mapa y el territorio

Estallan en los caminos las digitalis purpúreas en este verano raro y Béjar está más vacía que nunca porque el vacío se ha convertido ya en un estado de ánimo entre vetón y bijarrense. La flora y la fauna permanecen intactas, impertérritas ante el devenir de los hombres con su cosa cansina de apagarse. Dos esquelas de domingo fraguan el esqueleto de la tarde (otra vez, como cada día) y un par de turistas suben despacio las escaleras de la iglesia de El Salvador. Salen pasados dos minutos y se acercan hasta el bar donde estoy tomando café. Me hablan. – Buenas tardes. ¿Nos podría decir qué visitar en Béjar esta tarde? – Yo creo que la mejor opción es que suban hasta El Castañar y conozcan la ermita y la plaza de toros, que es la más antigua del mundo, además del hermoso paisaje del monte. Allí hay algunos chiringuitos donde pasar la tarde con una bebida fresca y disfrutar. – Ya, pero no nos apetece mucho hacerlo con el coche. Si hay algo que ver en la ciudad, lo preferimos.