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Mostrando entradas de febrero 6, 2011

Noche de urgencias.

Una complicada neumonía de Ángel me llevó anoche a la sala de espera de urgencias del Hospital Clínico helmántico para pasar un tiempo intenso y agobiado entre un montón de gente con cara de preocupación y agotamiento. El olor era nauseabundo [baste decir que hay dos baños individuales en la misma sala de espera en la que se acumumalaban como mejor podían entre cincuenta y setenta personas, que las conté, que utilizaban esos baños con frecuencia]. El trámite lento de las pruebas y el continuo llegar de ambulancias con nuevos pacientes hacía que la previsión de la noche fuera larga, así que me lo tomé con calma, ya que no me dejaban estar al lado de Ángel y solo tenía que esperar a que avisasen por megafonía gritando: “¡Familiares de Ángel García, sala polivalente!”. Así que me dediqué al delicioso trabajo de observación y a salir de vez en cuando a fumarme un cigarrito al raso salmantino [hacía un frío importante]. El colectivo ‘urgente’ era realmente misceláneo... una recua de gitan

Mapa de ruta

Aires de cambio y una visita de Aisha.

Pensando esta mañana en la prerrevolución árabe, visualicé por enésima vez "Casablanca". Pensando esta mañana en el decurso de los países árabes a partir de los últimos acontecimientos en Egipto, Argelia y Túnez, me entra una enorme curiosidad por saber hacia dónde va a llevar todo este espíritu prerrevolucionario y me hago algunas preguntas: Si yo fuera un árabe formado... ¿querría que el sistema de mi país fuera occidentalizado?... es decir, ¿adjuraría de mi cultura y de mi impronta religiosa o filosófica a cambio del pretendido bienestar del capitalismo occidental?... ¿sería capaz de poner en valor los bienes propios –muchos de ellos usurpados por occidente– en un sistema particular, nuevo y adecuado a las raíces culturales y al poso islámico, con voluntad positiva de desarrollo y sin caer en la negación social que siempre suponen los nacionalismos y los islamismos radicales?... ¿habría lugar en un nuevo status quo a la implantación de un pensamiento árabe moderno cap

Lo que nunca fue un golpe...

Yo qué sé... un tipo al que no veías desde hace años y te lo encuentras en la plaza del barrio, de pronto, sin más... y los portales siguen igual, con la misma herrería y el mismo orín a sus pies, con el mismo número de metal descolocado... y en la acera los tres registros de siempre y las baldosas desgastadas haciendo un damero dislocado... y le miras a los ojos y ves que no son los mismos ojos... a la cara y ha cambiado tanto... pero le reconoces quizás por algún gesto. El decorado es el mismo, pero el tipo ya es más triste que entonces, cuando os veías casi a diario... sí, se le ve bien vestido, parece que no le va mal, pero está más triste, como vencido por algo... y te interesas por su vida, por cómo le va, y te cuenta que tiene hijos y vive en una ciudad grande, que trabaja en una empresa fuerte y ha prosperado... y tú lo ves en su ropa y hasta en su forma de moverse, en la energía con la que te habla... y mientras lo hace, mientras te habla, sigues percibiendo que todo a vuest