El teléfono móvil y los temblores de una compañera de curro de José Luis Morante dejaron esta imagen divina en la que estamos José Luis, Emilio Pascual, Luis Alberto y el que suscribe. Fue un viaje entrañable desde la justa salida. Venía yo de una semana llena de preocupaciones urgentes en la que apenas había podido reposar [la cabeza, que le da vueltas a todo hasta a la hora de dormir] y todo había encontrado solución a última hora, justo antes de pillar camino a la capital de reino. El día amaneció extrañamente primaveral después de tantos días llenos de flores del frío y solo esa circunstancia ya conformaba el mejor presagio. Viajé con Antonio Gutiérrez Turrión y el viaje se hizo corto por la conversación constante [casi un monólogo de mi amigo, pues la obligada atención a la conducción y los restos recientes del naufragio semanal le daban forma a mi silencio]... hablamos del último pacto entre gobierno, patronal y sindicatos; de la movida prerrevolucionaria de los países árabes...
Bitácora de Luis Felipe Comendador